31 de diciembre de 2020

Feliz Año Nuevo

 


A todos los amigos y a los lectores de este blog, les deseo un nuevo año 2021 cargado de paz, alegría, esperanza, salud y prosperidad. Que la pandemia deje de ser una amenaza permanente para toda la humanidad y que las experiencias que pasamos y las lecciones aprendidas nos ayuden a ser mejores personas. Recordemos que cada día tiene su propio afán. De las cosas más importantes que aprendí este año fue la de saber vivir un día a la vez. El día que tengo para ser feliz, para ser mejor, para dar amor, para enfrentar nuevos desafíos, es hoy. 


¡FELIZ AÑO NUEVO!

24 de diciembre de 2020

Y esta noche será Navidad



Jesús, hoy, a media noche, nos daremos todos el abrazo de Navidad en recuerdo de ese maravilloso momento en que iluminaste el mundo con Tu presencia Santa. Renueva, Señor, los corazones de todos los creyentes, para que, no obstante todo lo vivido en este año 2020, sepamos ver el Amor del Padre y reconocer su obra en nuestras vidas. 

Jesús, renace en nuestros corazones y renueva nuestro pensar y nuestro actuar de tal manera que seamos testigos fieles del Evangelio que viniste a predicar y que sigue siendo tan actual como hace 2000 años.  

Jesús, Tú que viniste para redimirnos y darnos una nueva Vida, escucha las oraciones de tus fieles y concédenos la paz y la unidad que anhelamos desde siempre y que brillen con fuerza en todos los rincones de la tierra. Ponemos en tus manos y en las manos del Padre y del Espíritu Santo todos los graves problemas que hoy enfrenta la humanidad: la pobreza, el hambre, el cambio climático, los desastres naturales, la corrupción, la injusticia, las guerras, las dictaduras, el individualismo. Permítenos hallar caminos de solución a todos estos desafíos. 

Jesús, te pido hoy de manera especial, por todos los que han muerto a lo largo de esta año de prueba, a causa de la pandemia. Te pido igualmente por todos aquellos que están enfermos y que tendrán que pasar la noche en un hospital. Hazles sentir tu Amor y tu consuelo. También te pido por todos los que sufren de soledad y que esta noche, aún queriéndolo, no tendrán con quien compartir, ni celebrar.

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

24 de diciembre de 2020

¡GLORIA A DIOS EN EL CIELO Y PAZ EN LA TIERRA A TODOS LOS HOMBRES Y LAS MUJERES DE BUENA VOLUNTAD!



CONSIDERACIÓN - DÍA 9
(Tomado de la novena tradicional de Navidad)

La noche ha cerrado del todo en las campiñas de Belén. Desechados por los hombres, y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria población y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina. Seguía a la reina de los ángeles el jumento que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquélla cueva hallaron un manso buey, dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que habían ido a buscar hospedaje en la cuidad.

El Divino Niño, desconocido por sus criaturas racionales, va a tener que acudir a las irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto y con su humilde actitud el respeto y la adoración que le había negado Belén. La rojiza linterna que José tiene en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las maravillas del altar, y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres. María está en oración en medio de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterio.

Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con inefable anhelo. A sus pies se postra su Santísima Madre, en los transportes de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre adoptivo del Redentor de los hombres. La multitud de ángeles que desciende de los cielos a contemplar esa maravilla sin par, dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in Excelsis, que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo, hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre Tierra. Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el incienso, y la mirra, que son símbolos de la caridad, la adoración y la mortificación.

¡Oh adorado Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración. ¡No la rechacéis! ¡Ven a nuestras almas, venid a nuestros corazones llenos de amor! Encended en ellos la devoción a vuestra santa infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fielmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.  

¡FELIZ NAVIDAD!


23 de diciembre de 2020

A sólo 2 días de la Navidad

Jesús, hoy pongo en Ti, toda mi esperanza. Quiero que tu Palabra guie mis pasos y mis acciones en este día y así ser testimonio de Tu Amor. Te pido, con sincero corazón, que la felicidad de estos días perdure durante todo el nuevo año y renueve la esperanza de un mañana luminoso para toda la humanidad. 

Jesús, danos la gracia de aguardarte con el mismo gozo y con la misma fe con que te aguardaron José y María en los días previos a tu maravilloso nacimiento. Es imposible no estremecerse ante la idea de que un día fuiste un niño frágil, tierno y lleno de una luz única e inigualable. Es un misterio sublime.   

María, sé tú quien nos guie al encuentro con Jesús, con su palabra siempre viva y siempre actual, de tal manera que las oraciones que hemos proclamado en estos días de preparación para la celebración de la Navidad, y la reflexiones que hemos tenido la posibilidad de leer, se hagan vida en nosotros y así seamos verdaderos instrumentos de amor, alegría, esperanza y paz para todos los prójimos con que tengamos la posibilidad de encontrarnos. 

Jesús, te pido hoy por todos los niños y niñas que han nacido recientemente. Dales a sus padres y a sus madres la gracia de educarlos con verdadero amor y que, con tu gracia, sean luego, en su día seres humanos capaces de amar, de donarse, de ser luz y sal que renueve esta tierra.  

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguros de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

23 de diciembre de 2020


CONSIDERACIÓN - DÍA 8
(Tomada de la Novena tradicional de Navidad)

Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje en los mesones; pero no lo encuentran ya por hallarse todo ocupado, ya porque se les desechase a causa de su pobreza. Empero, nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba sorpresa cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con tanta tranquilidad cuando fijaba sus miradas en su casta esposa. El niño aún no nacido regocijábase de aquellas negativas que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz áspera, el nido de cada puerta que se cerraba ante ellos, era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana.

¡Oh divino niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! El espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios,. ¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro¡ ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios, que nos solicita convertirnos, o santificarnos o conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial con que cada uno a su modo lo lleva grabado en si? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz, o le reconocemos hasta que nos vuelve la espalda y se aleja después de nuestra negativa.

Se pone el sol de 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran las cimas de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran sus puertas al ver a su madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo eterno.

22 de diciembre de 2020

A 3 días de la Navidad

Jesús, mi Salvador, mi amigo y mi hermano. Tengo la certeza de que, de una u otra manera, Tú has guiado mi vida desde siempre, aunque muchas veces a mi no me lo parezca, aunque a veces no te sienta tan cerca como yo quisiera. ¿Pero que otra cosa es la fe sino creer en lo que no hemos visto ni oído, pero que desde nuestro interior más hondo sabemos que es y que está? 

Jesús renueva mi fe y la de todos aquellos que te buscan con sincero corazón. Que esta fe nos lleve a ser más coherentes en nuestro actuar de cada día y, de manera especial, a ser generosos no simplemente con cosas materiales, sino también con nuestro tiempo y nuestro talentos. Tú nos has dado la fe gratuitamente, así debemos darla nosotros también. 

Señor, no obstante las circunstancias adversas que hoy nos circundan y nos hacen temer por el futuro -como la pandemia, los desastres naturales, la crisis económica mundial, la corrupción de los gobiernos, aumento de la pobreza- seamos capaces de ver tus dones infinitos y recordar que Tú has vencido al mundo y que estás siempre con nosotros. No estamos solos y basta simplemente entregarnos en Tus manos para ser instrumentos fieles que traigan al mundo el amor, la justicia, la verdad y la paz que todos los seres humanos, sin distinción de credo, raza, sexo o edad, anhelan encontrar. 

Hoy te pido, de manera especial, por todas las familias que están en crisis y que probablemente estén pensando en una separación o en un divorcio. Renueva su esperanza y ayúdalos, si es lo mejor para ellos, a encontrar caminos de reconciliación. Mira con misericordia a aquellas familias donde el padre, fruto quizá de su ignorancia y su falta de amor, maltrata física y psicológicamente a su esposa y a sus hijos. Penetra en su corazón, renuévalo y enséñale el camino de la ternura; y, además, consuela a quienes sufren por causa de la violencia intrafamiliar, que infortunadamente se ha acentuado a causa de la pandemia, para que aún en el dolor que viven, puedan sentir Tu amor y Tu gracia.   

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguros de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

22 de diciembre de 2020


Consideración - Día siete (Tomado de la novena tradicional de Navidad)

Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este Divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en el que venía al mundo. ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud?.

¡Ah...! Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento. El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar, buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María, son cosa que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero. En cuando al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mimo que hacia Belén. Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestros corazones para que sean su casa terrenal; que nuestros actos de mortificación y desprendimiento “preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos”.


21 de diciembre de 2020

A 4 días de la Navidad

Jesús, nos vamos acercando cada vez más a esa celebración tan especial que es la Navidad, es decir recordar y festejar, que te hiciste hombre, para redimirnos del pecado, y que habitaste entre nosotros. Desde Belén nos llega hoy tu voz, invitándonos de nuevo a amarnos mutuamente, como Tú nos amaste. 

Jesús, regálanos hoy la sencillez de corazón para saber ser siervos de cada prójimo con que nos encontremos. La sencillez que se requiere para no dejarnos arrastrar por las vanidades de este mundo. La sencillez que nos permite amar con libertad, sin esperar nada de los demás. 

Jesús, acuérdate de los más pobres, tus hijos predilectos, para que sientan de verdad que Tú nos los abandonas. Hay tanto dolor y tantas injusticias en este mundo. ¿Cómo podemos contribuir, Señor, a construir un mundo más justo, más humano? Abre nuestro corazón y también el de los más poderosos, e ilumina nuestro pensamiento y nuestras acciones a fin de poder encontrar caminos que permitan la justa y equitativa distribución de la riqueza. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

21 de diciembre de 2020




Consideración - Día seis.

Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber la orden dada por el emperador Augusto, que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.

No ignora Jesús en que lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual; aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.


20 de diciembre de 2020

A 5 días de la Navidad

 

María, Madre del Verbo Eterno, hoy me dirijo a ti, para darte gracias por tu Sí, por que gracias a tu docilidad y a tu fe, Jesús habitó entre nosotros. Gracias María. Llévanos de tu mano hacia Dios, enséñanos a guardar silencio del mismo modo que tú lo hiciste, para poder escuchar en nuestro interior la Voz de Dios, que nos llenará de paz, de alegría y de esperanza. 

María, me acojo bajo el manto de tu ternura maternal, con el deseo de caminar de tu mano cada hora de este día, y así poder vencer todos mis miedos y mis inseguridades y tener la fuerza y el valor para enfrentar los desafíos que la vida me presente.  

Jesús, mi Salvador, me pongo delante tuyo, con todo lo que soy, con mis defectos y virtudes, mis errores y mis aciertos. Quiero ser tuyo porque confío plenamente en tu misericordia y en tu bondad. 

Jesús, hoy te quiero pedir por todos los que sufren alguna discapacidad o tienen alguna condición que los hace más vulnerables. Sabemos que también estas presentes en cada uno de ellos. Hazles sentir tu Amor a través de nuestras acciones concretas. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Me pongo de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

20 de diciembre de 2020


 

CONSIDERACIÓN - DÍA 5
(Tomado de la novena tradicional colombiana)

Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hay de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.

María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatifica terrestre; la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad, Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura... Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierta, hasta que la hubiese aprendido de memoria...¡cuán ardientemente deseaba ese día!.

Tal era la expectativa de María...era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda la vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino pensemos que en nosotros también reside por esencia, potencia y presencia.

Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la gracia; de esta manera, el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya?


(Nota: El texto que aparece en la página web seleccionada, tiene algunos errores que han sido corregidos aquí)

19 de diciembre de 2020

A 6 días de la Navidad

Vamos de camino 


Jesús, vamos de camino, igual que tú fuiste de camino desde Nazareth hasta Belén; vamos de camino, con la ilusión y el deseo de encontrarte en todo momento y en todo lugar. Igual que Tú, que María y que José, estamos de paso por esta tierra. Por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, danos la gracia de ser testimonios creíbles del Reino que Tú viniste a instaurar en este mundo y dejar una huella de amor, de paz, de fraternidad entre aquellos con los que nos encontremos cada día. 

Nuestra humanidad es rebelde y con mucha frecuencia buscamos nuestra comodidad. No es fácil salir de nosotros mismos, vencer nuestro egoísmo y entregarnos, como Tú lo hiciste, en las manos del Padre, buscando hacer Su Voluntad, que no es otra que la de amar a cada prójimo que nos encontramos por el camino. El mundo nos atrapa y nos envuelve en su carrera frenética y olvidamos que Tú estás con nosotros y que "a cada día le basta su propio afán". Que estos días de preparación hacia la Navidad, nos sirvan para recordar lo que realmente importa (amar como Tú nos amaste), para saber vivir en paz contigo, con nosotros mismos y con los demás.   

Que este año tan particular nos permita aprender las lecciones que necesitamos aprender como hombres y mujeres de bien y como cristianos. Y también te pedimos por todos aquellos que no creen o que profesan otra fe, para que en su incesante búsqueda de la verdad, encuentren la luz y la fuerza para seguir adelante construyendo un mundo mejor. 

Padre de bondad, ten misericordia de todos nosotros y permite que la pandemia que hoy nos azota, pase pronto y que esta prueba compartida nos ayude a ser de verdad mejores personas y a cuidar la madre Tierra como el más grande tesoro que podamos tener. Que dejemos, por fin, los intereses mezquinos de buscar una riqueza vana, individual y superflua, y que más bien pongamos nuestros talentos al servicio de una comunidad o, de ser posible, del mundo entero, buscando, ante todo, el bien común. 

 




 CONSIDERACIÓN - DÍA 4 

(Tomada de la novena tradicional de Navidad)


Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad, aceptaba con resignación el estado en que se hallaba conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades. ¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre, a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados, y hacemos sentir toda la criminalidad y desórdenes del orgullo.

Deseamos hacer una verdadera oración; empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su madre, El Divino Niño ora y ora del modo más excelente. No habla, no medita ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece y de qué modo quiere ser adorado por nosotros.

Unámonos a las oraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos al profundo abatimiento y sea este el primer afecto de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a Dios, no para ser algo como lo pretende continuamente nuestra vanidad, sino para ser nada, para quedar eternamente consumidos y anonadados, para renunciar a la estimulación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria. Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios sólo sea todo para nosotros.

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18 de diciembre de 2020

A 7 días de la Navidad

Jesús, gracias por todas las bendiciones que hemos recibido durante este año. Gracias, de nuevo por mi familia, por mi esposa y por los hijos que me has regalado. Te pido por cada uno de ellos para que Tú los cobijes y los guíes con tu Amor. 

Padre Bueno, hoy te quiero pedir de manera muy especial por todos los habitantes de San Andrés, Providencia y Santa Catalina que siguen sufriendo las consecuencias del huracán Iota que azotó esas islas hace ya varios días. No te olvides de todos ellos y en especial no permitas que nos olvidemos de sus necesidades y de su sufrimiento. Abre los corazones y las manos de las organizaciones y de las personas que estén en capacidad de ayudarlos a salir adelante, reconstruir sus casas y rehacer sus vidas. 

Jesús, dame un corazón manso y humilde como el Tuyo, para que, como dice San Francisco, "no busque ser comprendido, sino comprender; no busque se amado, sino amar; no busque ser consolado, sino consolar". Tú, Señor, entre tanto, sé mi refugio, mi cayado y mi consuelo. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Me pongo de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida.  Amén. 

18 de diciembre de 2020



Consideración Día Tercero 

(Tomado de la novena tradicional colombiana)

Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente. Admirado en el primer lugar en el alma de ese Divino Niño, considerarnos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por lo cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todo los ángeles y leyó lo pasado y lo por venir con todos sus arcanos conocimientos. No supo por adquisición nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser; pero Él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aun cuando no fuese necesario para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía; que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo.

Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para el alma; era, por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones. El Espíritu Santo formó ese cuerpecillo divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir el exceso para cumplir la grande obre de nuestra redención. La belleza de ese cuerpo divino fue superior a cuanto divino fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de la encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle que lave las nuestra en el sacramento de la penitencia, para que el día de su Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.

17 de diciembre de 2020

A 8 días de la Navidad

Jesús, gracias por la oportunidad que me das de vivir un nuevo día, de pronunciar tu nombre y admirar las maravillas de la creación. 

Jesús, quiero preparar mi alma y mi corazón para que vuelvas a nacer en mí. Perdona todas aquellas acciones que no están de acuerdo con la Voluntad del Padre y haz de mi un instrumento de verdadera evangelización, no con el ánimo de convencer o de conquistar, solo con el deseo sincero de amar a cada persona como Tú la amas. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros. 

Dios, hecho hombre, misterio sublime.

17 de diciembre de 2020



Consideración (Tomada de la novena tradicional de aguinaldos)

Día Segundo

El verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada.

Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.

Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar... Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el "sí" que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina.

La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar. No era ya sólo el Verbo eterno; era el Niño Jesús revestido de la apariencia humana, y justificando ya el elogio que de Él han hecho todas las generaciones en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres.

   

16 de diciembre de 2020

A 9 días de la Navidad

Jesús, nos has regalado un año particular, un poco encerrados en casa, pero así nos has dado la ocasión de estar más cerca de nuestros hijos, viviendo entre el temor y la esperanza, entre la incertidumbre y la fe en tu protección. 

Te doy gracias por todo lo que me has dado a lo largo de este año, en especial por la salud. Te pido por todos aquellos que han muerto y los que están padeciendo de alguna enfermedad, sobre todo por la Covid-19 o por cáncer. Dales fortaleza en estos momentos de prueba, a ellos y a sus familias. Acuérdate, muy especialmente, del alma de mi hermano Efraín. Que goce de la paz eterna. 

Jesús, prepara mi corazón para hacer de él tu morada permanente durante el nuevo año que está por comenzar. Te pido por toda mi familia extendida y por todos los amigos que me han apoyado en este año tan lleno de visicitudes. 

Me pongo en tus manos Señor, seguro de que tu Amor nos acompaña (me acompaña) cada día de nuestra vida.  Amén.

 


Día Primero

En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en el seno de su Padre en lo más alto de los cielos; allí era la causa, a la par que el modelo de toda la creación. En esas profundidades de una incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén antes de que se dignara bajar a la Tierra y tomara visiblemente posesión de la gruta de Belén. Allí es donde debemos buscar sus principios que jamás han comenzando; de allí debemos datar la genealogía de lo eterno, que no tiene antepasados y contemplar la vida de complacencia infinita que allí llevaba.

La vida del Verbo eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa y sin embargo, ¡misterio sublime!, busca otra morada, una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin Él no podría verificarse.

El pecado de Adán había ofendido a Dios y esa ofensa infinita no podía ser condonada sino por los méritos del mismo Dios. La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo eterno; era pues necesario para salvarla y satisfacer su culpa, que Dios, sin dejar el cielo, tomase la forma del hombre sobre la Tierra y con la obediencia a los designios de su Padre expiase aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía.

Era necesario, en las miras de su amor, que tomase la forma, las debilidades e ignorancias sistemáticas del hombre; que creciese para darle crecimiento espiritual; que sufriese, para enseñarle a morir a sus pasiones y a su orgullo. Y por eso el Verbo eterno, ardiendo en deseos de salvar al hombre, resolvió hacerse hombre también y así redimir al culpable.

 


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4 de diciembre de 2020

Faltó un pan

Faltó un pan


Faltó un pan, al menos uno;

faltó un vaso de leche, al menos uno;

faltó caridad, faltó misericordia;

faltó bondad, faltó un grito;

sobró ignorancia, sobró egoísmo.  

Murió Gabriel, sin haber vivido.

De hambre, murió de hambre,

aunque había trigo y leche y miel,

seguro que había, seguro que sí,

en alguna casa, en alguna mesa,

a pocos metros de su estomago vacío.  

Nadie, o casi nadie, alzó la voz.

Lo supe y callé...

Inocencia pura que vino y se fue,

dejando a una madre 

vulnerada y vulnerable,

con un cuerpo entre sus brazos,

con un silencio herido,

con la impotencia encendida,

con un mar de dudas,

de lágrimas calladas.

Faltó un pan, al menos uno;

faltó un vaso de leche, al menos uno;

faltó caridad, faltó misericordia;

faltó bondad, faltó un grito;

sobró ignorancia, sobró egoísmo;

en tantas mesas, en tantas casas, en tantas calles,

sobran manjares, sobra indiferencia.  

Gabriel se ha ido,

y el mundo sigue andando, a la deriva,

ciego, sordo y mudo.

Jaime Borda

4-dic-2020


Todo el bien que puedas

 


No hace falta agregar una palabra más.

30 de noviembre de 2020

Frases para reflexionar

Estoy leyendo, de a pocos, "El libro de preceptos del señor Browne" de la escritora Raquel Palacio. 

Este particular libro reúne varios preceptos y algunas reflexiones cortas sobre diversas cuestiones de la vida, en particular relacionadas con la educación de los hijos. 

Es uno de esos libros que puede uno abrir y leer una y otra vez. Y no se cansará. 

He escogido algunos "preceptos" para reflexionar en esta época "pre-navideña". 

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"Albergamos en nuestro interior las maravillas que buscamos a nuestro alrededor".  

(Sir Thomas Browne)

En otras palabras, la belleza que buscamos está en realidad dentro de nosotros. Y no sólo eso. Si sabemos valorarnos, podemos irradiar luz y belleza a nuestro alrededor. 

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"Dondequiera que haya un ser humano existe la posibilidad de hacer el bien". (Séneca) 

Que gran pensamiento y sorprende el autor. Un gran filósofo de la antigua Grecia. Esto nos pone a pensar sobre el valor del otro por lo que es y por lo que representa para nuestra propia realización. Hacer el bien es siempre un aspecto esencial que le da sentido a nuestra vida. Como dice el adagio popular: "Hay más alegría en dar que en recibir". 

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"La mejor parte de la vida de un hombre bueno son sus pequeños, anónimos y olvidados actos de bondad y de amor". (William Wordsworth)

No podemos olvidar, menos aún en estos tiempos de tanta incertidumbre, que el amor es la fuerza que lo puede transformar todo. Como diría San Angustín, "Ama y haz lo que quieras" (bueno, hay que entender muy bien lo que este gran Santo y doctor de la Iglesia quiso decir con estas sencillas pero profundas palabras). Y también tiene mucha relación con lo que dijo sabiamente una gran líder de nuestro tiempo, Chiara Lubich: "El amor todo lo vence". Entonces no perdamos la esperanza y sigamos luchando incansablemente por construir un mundo mejor.   

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"El hombre no puede aprender nada a menos que vaya de lo conocido a lo desconocido". (Claude Bernard). 

Para aprender y para cambiar es necesario arriesgar un poco o mucho, si se quiere. Lo desconocido, no necesariamente es algo enigmático, sino todo aquello que de una u otra manera nos es ajeno porque quizá no esta dentro de nuestro campo de acción. O como diría Vygotsky, para aprender debemos "salir de nuestra zona de confort". Es una invitación a n quedarnos con lo que ya sabemos. Podemos siempre aprender, cada día, algo nuevo. El conocimiento es un tesoro no suficientemente valorado en estos días en los que el miedo y la incertidumbre nos asechan, a veces, sigilosamente, a veces, con estruendo.

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Espero que te haya servido. 

  


6 de noviembre de 2020

¿Alguna explicación?

Cada día las noticias nos sorprenden con hechos insólitos e impactantes que vuelven a ponernos frente a una pregunta retórica: ¿en qué país vivimos? Uno quisiera creer que lo que oímos es sólo una mala pesadilla, pero infortunadamente es la cruda realidad. 

En esta ocasión me refiero específicamente a un hecho de violencia que ocurrió hace pocos días (el pasado 23 de octubre, para ser exactos) en el norte de Bogotá. Un joven de apenas 16 años fue golpeado salvajemente por un grupo de chicos, más o menos de su misma edad, de un reconocido colegio de la capital. ¿Por qué razón? Eso no es claro todavía. Quizá algunas palabras de más, quizá un momento de irracionalidad pura. He escuchado la entrevista que le hicieron al padre de la víctima un par de veces y aún no salgo de mi asombro. Vuelvo  y me pregunto: ¿en qué país vivimos? Y llegan a mi mente otros interrogantes: ¿Cómo estamos educando a nuestros jóvenes?  ¿Qué valor tiene la vida propia y la de los demás en nuestro contexto? ¿Por qué tanta violencia desmedida? ¿Qué se hicieron los valores, la moral, la ética?

En realidad ante un hecho como este surgen muchas preguntas y, al menos desde mi óptica, no hay respuestas medianamente plausibles para ninguna de ellas. Aquí va una más: ¿Qué ejemplo de vida, qué tipo de educación dan estos padres a sus hijos? Claro, me refiero a los padres de los muchacho que golpearon al joven indefenso al que, a causa de los golpes tan fuertes que recibió, le tuvieron que dar una incapacidad de 50 días... Y no sabemos aún qué secuelas le queden tanto físicas como psicológicas, y éstas últimas suelen tardar mucho tiempo en curarse, si es que finalmente se curan. 

Asombra y edifica la ecuanimidad con la que el padre de la víctima, el Dr. Álvaro Márquez, relata los hechos y aún más el valor que muestra para perdonar a los agresores, sin dejar de subrayar, eso sí, que se debe hacer justicia. Pero, yendo un poco más allá de lo evidente, no sólo justicia es lo que necesitamos, sino una reflexión profunda sobre la sociedad que estamos construyendo. El mismo Dr. Márquez resalta que "algo tenemos que estar haciendo mal". ¿Y qué es lo que estamos haciendo mal exactamente? ¿Podemos definirlo? Mi primera hipótesis: los padres de estos chicos no les han puesto límites, les han dado todo, sin que ellos hagan el menor esfuerzo, han criado niños caprichosos que se creen dueños del mundo (por su posición social) y no tienen sentido de compasión, ni de responsabilidad, ni de respeto, ni de caridad. ¿Estoy exagerando? 

Y por otro lado: ¿Qué hace el colegio? ¿Qué valores inculca a sus estudiantes? ¿Qué acciones correctivas tomará el colegio, si es que las llegan a tomar? ¿Hay clase de ética en esa institución educativa? ¿Cómo la enseñan? ¿Tiene alguna repercusión en sus conciencias? Y podría seguir aquí desbordando más interrogantes. Pero, por ahora, creo que estos son ya un buen punto de partida para la reflexión de fondo que, tanto educadores como padres deben (debemos) hacer.

El padre de la víctima resalta además que este hecho lamentable muestra una realidad dolorosa de nuestra sociedad: "Es grave el nivel de intolerancia y de salvajismo al que pueden llegar unos muchachos que supuestamente están educados en valores tanto por sus padres como por el colegio. Por eso hago la denuncia. La sociedad tiene que entender que estos jóvenes  tienen la decisión en sus manos de hacer el mal o hacer el bien pero se van por el camino equivocado". 

Yo sigo con mis preguntas: ¿Qué lleva a estos jóvenes a ese nivel de intolerancia, de salvajismo, de irracionalidad? Lo digo una vez más: la falta de límites y posiblemente también la falta de amor. Tienen todo lo material, incluso más de lo necesario, pero les falta lo más importante de todo: el amor de sus padres. ¿O me equivoco? Es una segunda hipótesis. 

No pretendo aquí dar respuesta a todas las preguntas que planteo. Las dejo aquí escritas, en este muro inmaterial de mi blog con el ánimo de invitar a una reflexión de fondo, a buscar caminos de reconciliación, caminos para educar las emociones de nuestros jóvenes, caminos para construir sueños compartidos. 

Si quieres ver la noticia completa, te invito a ir a este enlace: haz clic aquí

También puede ver la noticia en youtube

 Si quiere contribuir al debate, siempre será bienvenido, o bienvenida. 



Gracias por leer estas líneas inconclusas. 

 

14 de octubre de 2020

Por favor Rebobinar, de Alberto Fuguet

"Por Favor Rebobinar"

Autor:Alberto Fuguet (Santiago de Chile, 1964...)


Si por algo se caracterizan las nuevas generaciones es por la desorientación. No saben qué quieren de la vida, no al menos en cosas de fondo. Podría decirse que muchos jóvenes (entre los 15 y los 25) -hombres y mujeres- de hoy en día, no le hallan sentido a la existencia. Seguramente hay excepciones; nunca es bueno generalizar demasiado... En cualquier caso, aquellos que viven como llevados por las circunstancias del día a día, hacen un esfuerzo por entender quiénes son y si quizá hay otras formas de vivir. Y en medio de la confusión reinante, de la falta de ideales altos, de un tiempo que se esfuma, de una sociedad consumista y alienadora, los jóvenes pueden llegar a preguntarse: ¿para dónde voy?, o mejor aún, ¿a dónde quiero llegar? 

Éste es el marco general en el cual se desenvuelve la trama de los distintos personajes que habitan este libro. Aunque parezcan perdidos (en realidad lo están) y aunque muchos parezcan demasiado superficiales, en el fondo todos tienen el deseo de encontrarle un sentido a la vida, pero quizá no saben cómo. Como en toda historia que pretende reflejar la realidad, los jóvenes personajes creados por Fuguet, poco a poco van creciendo y cada vez más se hacen conscientes -unos más que otros- de que es necesario madurar. 

La novela es realmente buena. Te atrapa, te va llevando por su laberinto, por una serie de experiencias que van marcando a los distintos personajes. Cada uno, a su manera, va aprendiendo, lo que mejor puede, de sus errores. Parecen jóvenes superficiales, pero en realidad no todos son así. Cada uno quiere entender qué quiere hacer con su vida, y mejorarla, y también quiere entender para qué está en este mundo. 

La novela tiene subidas y bajadas, como la vida misma, pero en su recta final se empieza a dibujar una esperanza de que la vida puede ser mejor, de lo que hasta ahora ha sido.  

Especial para jóvenes entre los 20 y los 30 años, pero igual puede interesar a un jóven de 85, con alguna dificultad para caminar. Bueno, en realidad ya sabemos que un libro no te preguntará nunca la edad. Si te gusta y de paso puedes aprender algo de lo que allí está escrito, con eso basta. 

Buen viaje. ¡Y gracias por leer estas líneas!

29 de septiembre de 2020

Libertad - Jonathan Franzen

 

Éste libro, a mi parecer, es un poco difícil de describir. Tiene un título muy llamativo, pero la historia que narra realmente no profundiza en esta idea que, por demás es algo que todo individuo busca incesantemente. Sin embargo, terminadas las 667 páginas de este libro uno no tiene una idea clara de qué es la libertad para Franzen. Ya se que la palabra "libertad" es una idea difusa, pero si uno quiere puede tomar una postura y exponerla. 

De todas formas, debemos admitir que la historia de Patty y Walter Berglund logra atrapar la atención del lector. Por la extensión del libro, ciertamente no es uno de esos que se lea de un tirón. Además, hay partes bastante buenas e intensas como las hay un poco desteñidas y sin fuerza. A medida que se avanza uno logra entender cada vez más la psicología de los personajes, que en el fondo son personajes bastante normales sin grandes pretensiones y sin una filosofía de vida realmente profunda. No, son una familia americana normal, con sus sueños, sus preocupaciones, sus ratos buenos y sus ratos malos. No puede uno decir que sean realmente dueños de su propia vida, sino que hasta cierto punto se dejan llevar por las circunstancias. O al menos eso me ha parecido a mí. La única que se salva de este paradigma, quizá sea Jessica, la hija, pero infortunadamente ella es un personaje apenas secundario de la trama. 

Como le ocurre a todas las personas Patty y Walter cometen errores, tantos que terminan por separarse. Patty no sabe bien lo que quiere y Walter está tan seguro de su amor que no se da cuenta de que se le está escapando. El problema, en parte, es la falta de diálogo y de sinceridad entre los dos (algo que sin duda le sucede a muchas parejas de hoy en día) y por eso terminan cogiendo sus propios caminos hasta que finalmente, un día, por fin tienen el valor de reencontrarse y volver a ser una familia de verdad, bueno, al menos dentro de lo que cabe para unos personajes que se han herido mutuamente de diversas maneras. Además, el sentido de familia -como la idea de libertad- tampoco llega a ser claramente expuesto en esta interesante novela de Jonathan Franzen. 

La idea que más rescato de esta obra es que siempre podemos aprender de nuestros errores. Caer es muy humano. Lo importante es saber levantarse y ser mejores personas.  

El tema del sexo es abordado, diría yo, descarnadamente. ¿Es necesario? Me parece que no. A veces se pasa. Al menos para mí. De todas maneras, hay que reconocerlo, retrata con detalle cómo se vive hoy en día en la sociedad norteamericana esta faceta tan profundamente humana. Pero no es (o no debería ser) un tema tan central. El ser humano tiene diversas dimensiones que también debe explorar con intensidad y con pasión, para sentirse realizado como persona, para encontrarle sentido a su existencia.  

Sí, es una buena historia; quizá podría ser mejor, pero es una buena historia, realmente. ¿Vale la pena leer este libro? Pienso que sí. Es entretenido, y aunque no se puede catalogar como una obra maestra de la literatura, es un buen retrato de la sociedad norteamericana contemporánea. Leer es siempre una aventura.  



14 de septiembre de 2020

¿Cómo entender lo que está pasando?

Javier Ordoñez, Angie Baquero, Julieth Ramirez, Cristian Hernández y otras víctimas más de la violencia que se ha desatado en Bogotá. No son simplemente nombres, son historias truncadas por la sinrazón de las balas y la incapacidad de las autoridades para mantener el orden civil dentro de unos parámetros que se ajusten a la razón, a la ética y a la libertad de expresión.

Los hechos confusos que rodean la muerte del joven abogado Javier Ordoñez no son solo una clara muestra de los abusos policiales que se están volviendo cada vez más comunes. Son una muestra de la irracionalidad, la tensión social, la ausencia de una ética interna consolidada y la falta de amor en la que vivimos.   

¿Por qué estos policías atacaron sin piedad a Javier? Puede haber más de una razón y la primera que yo veo es justamente la falta de razón. Los seres humanos no siempre somos tan racionales como se supone deberíamos ser. ¿Por qué sucede esto? No nos han enseñado a pensar, ni a razonar adecuadamente y mucho menos a manejar nuestros sentimientos y nuestras emociones. Vale la pena preguntarse: ¿Qué clase de educación habrán recibido estos policías? ¿De qué contextos socio-culturales provienen? ¿Alguien les ha enseñado a manejar sus emociones? ¿Son realmente conscientes de su responsabilidad social, de sus límites y de sus deberes? No pretendo, en absoluto, justificar con esto lo que hicieron, sino hacer ver que las causas de estos hechos de abuso de autoridad tienen diversas raíces de fondo que es preciso analizar, interpretar y comprender, a fin de proponer soluciones efectivas a mediano y largo plazo. 

Vivimos actualmente en un estado de gran tensión social como fruto de la pandemia y del confinamiento al que esta nos ha sometido. La muerte de Javier y de las demás victimas de estos días trágicos son una muestra de esa tensión social que se respira por doquier. Claro está que esa tensión que tiene atrapada el alma y la psiquis de muchos y de muchas, no es sólo debida el confinamiento, sino a otras múltiples causas acumuladas en el tiempo, entre ellas, las desigualdades sociales que nos caracterizan, la falta de oportunidades laborales que ahora es mucho  mayor que la que había antes del COVID, a la sensación de desgobierno (quizá con alguna contadas excepciones) y, por supuesto, a la corrupción política que sigue creciendo sin control y ante la cual nos sentimos impotentes e indefensos. 

Por otra parte, me pregunto ¿hay alguna ética que rija el día a día de los colombianos? Mi respuesta a esta pregunta es muy simple: no la hay. Como lo ha expresado el sociólogo y filósofo Alasdair MacIntyre, en su libro Tras la virtud, quizá con estupor, en la actualidad “poseemos, en efecto, simulacros de moral, [de hecho] continuamos usando muchas de las expresiones clave [que antaño le eran propias e irrefutables]. Pero hemos perdido –en gran parte, si no enteramente– nuestra comprensión, tanto práctica como teórica de la moral”. El relativismo de los valores permea callada, pero inexorablemente nuestros comportamientos sociales. Quizá no todo esté perdido. Seguro que hay personas buenas en todos los rincones de la patria. Pero esa bondad de algunos, pocos o muchos, no impacta el devenir de nuestra sociedad, especialmente el de las grandes ciudades. Somos una sociedad profundamente marcada por el egocentrismo; solemos pensar únicamente en nuestro propio bienestar, en nuestros problemas y nuestras angustias. No tenemos una conciencia del nosotros, de la misma manera que no tenemos una ética compartida. Es más, como cultura, me atrevo a decir, ni siquiera tenemos una ética. La ética es -si al caso- una asignatura "de relleno" que no logra dejar huella en nuestros espíritus.

Y por último, el amor más que un sentimiento debería ser un valor y una forma de vida. Suele decirse que el amor es el motor de nuestras vidas. Muestra de ello es que a lo largo de la historia de la humanidad se han escrito millones de canciones exaltando el amor entre dos... pero sólo entre dos. Y somos millones. Necesitamos un amor más grande, más significativo, un amor que abarque -si fuera posible- a la humanidad, representada en todos los otros que nos encontramos a diario. Suena a una utopía, o quizá a un poema de Rubén Darío, pero en realidad es mucho más que eso. Lo que quiero expresar puede resultar inteligible para muchos (y lo comprendo). Por ahora sintetizo la idea en que el amor que requiere cada persona y la sociedad en su conjunto implica abrir el corazón para que el dolor y la alegría del otro nos importe de verdad y que seamos capaces de reconstruir una sociedad cimentada en la fraternidad, la igualdad y la libertad. 

Ojalá el dolor de las familias que en estos días han perdido fatalmente a sus seres queridos sea la semilla para una sociedad más civilizada, razonable (pensante), ética y amorosa. Ojalá que así sea. 




1 de septiembre de 2020

Otras pandemias

El coronavirus nos ha encerrado en nuestras casas, en nuestros mundos. Por la fuerza de las circunstancias nos hemos visto obligados al confinamiento y con él la realidad del país se nos ha reducido, para muchos, a un círculo cerrado y diminuto. Un reduccionismo quizá involuntario, pero que nos ha estrechado la mirada. ¿O sólo me ha sucedido a mí? 

    Mientras procuro superar mis miedos y preocupaciones, el mundo sigue girando y las fuerzas oscuras     siguen incendiando los rincones más diversos de nuestro país. Corrupción, indiferencia, masacres sin     sentido. Las noticias se centraron durante varios meses en los avances de la pandemia, mientras las         otras realidades que nos acompañan desde siempre seguían, soterradamente, su curso inexorable.

Colombia, este adorado país lleno de contrastes y de historias marginadas, se mantiene en pie a pesar de la adversidad, compañera fiel de sus días y sus noches desde tiempos inmemoriales. Ahora, bajo el gobierno de un diminuto virus, los problemas sociales y económicos han tomado proporciones inauditas y el Estado sólo se preocupa por mantener a flote la economía de las grandes empresas, tapando con nubes de humo las problemáticas más agudas del pueblo llano y sumiso que parece resignado a su suerte. 

No es un secreto que el Covid ha sido el principal centro de atención de las noticias durante mucho tiempo. Esto nos ha hundido en el miedo y en la indiferencia, sobre todo a los que vivimos en las grandes ciudades o muy cerca de ellas. Pareciera que el mundo se redujo a cuatro paredes, que por otra parte, para un gran número de ciudadanos, ya resultan tortuosas y asfixiantes. Este encierro nos ha alejado de las otras realidades, de aquellos que más están sufriendo, de quienes aguantan hambre, y de quienes a diario mueren por enarbolar ideas de justicia y de equidad. 

Y en medio de la incertidumbre generada por la pandemia muchos han aprovechado la situación para enriquecerse sin pudor. El egocentrismo que nos caracteriza se ha ensañado contra los más vulnerables. Los que hacen un uso indebido de los dineros públicos, aún en medio de las actuales circunstancias, se han dejado arrastrar por las viejas costumbres que enlodan nuestra historia política, económica y social desde hace siglos. Esta es una muestra más de que la ética no se aprende en las aulas y quizá tampoco en las casas. ¿Podremos un día acabar con este cáncer? ¿Cómo interiorizar la ética en nuestra dinámica social? ¿Lograremos un día hacer de la ética un elemento inherente a nuestra cultura? 

Y como si el panorama no fuera ya suficientemente sombrío, reaparecen los que se creen dueños de la vida, los que dan la orden y los que disparan el gatillo y entre unos y otros siguen tiñendo de sangre inocente nuestro suelo. La pandemia no ha frenado en lo más mínimo las masacres de los líderes sociales en varias zonas del país. No puede uno dejar de preguntarse con angustia, con dolor y con rabia, ¿por qué? ¿qué sentido tiene acabar con los que luchan por un país mejor? ¿cómo creer que vivimos en una democracia si la vida no vale nada, sino es posible pensar diferente? ¿tiene futuro Colombia?

Por fortuna sé que en todos los rincones de esta nación convulsa hay gente buena, de verdad, con un espíritu natural de solidaridad y de fraternidad. Saberlo, me devuelve la esperanza. 

Elevo al cielo una oración por los violentos y por los muertos que soñaban con ser libres y liberar a otros. 

Quiero creer que habrá un mejor mañana, sin pandemia, sin indiferencia, sin corrupción, sin masacres; un mañana donde brille la vida, la concordia, la solidaridad, el amor entre los hombres y las mujeres de esta tierra, y el amor y el respeto por la rica naturaleza que se alza altiva y pródiga desde la Guajira hasta el Amazonas.

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Alcanza tu propósito en tres etapas

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