22 de diciembre de 2020

A 3 días de la Navidad

Jesús, mi Salvador, mi amigo y mi hermano. Tengo la certeza de que, de una u otra manera, Tú has guiado mi vida desde siempre, aunque muchas veces a mi no me lo parezca, aunque a veces no te sienta tan cerca como yo quisiera. ¿Pero que otra cosa es la fe sino creer en lo que no hemos visto ni oído, pero que desde nuestro interior más hondo sabemos que es y que está? 

Jesús renueva mi fe y la de todos aquellos que te buscan con sincero corazón. Que esta fe nos lleve a ser más coherentes en nuestro actuar de cada día y, de manera especial, a ser generosos no simplemente con cosas materiales, sino también con nuestro tiempo y nuestro talentos. Tú nos has dado la fe gratuitamente, así debemos darla nosotros también. 

Señor, no obstante las circunstancias adversas que hoy nos circundan y nos hacen temer por el futuro -como la pandemia, los desastres naturales, la crisis económica mundial, la corrupción de los gobiernos, aumento de la pobreza- seamos capaces de ver tus dones infinitos y recordar que Tú has vencido al mundo y que estás siempre con nosotros. No estamos solos y basta simplemente entregarnos en Tus manos para ser instrumentos fieles que traigan al mundo el amor, la justicia, la verdad y la paz que todos los seres humanos, sin distinción de credo, raza, sexo o edad, anhelan encontrar. 

Hoy te pido, de manera especial, por todas las familias que están en crisis y que probablemente estén pensando en una separación o en un divorcio. Renueva su esperanza y ayúdalos, si es lo mejor para ellos, a encontrar caminos de reconciliación. Mira con misericordia a aquellas familias donde el padre, fruto quizá de su ignorancia y su falta de amor, maltrata física y psicológicamente a su esposa y a sus hijos. Penetra en su corazón, renuévalo y enséñale el camino de la ternura; y, además, consuela a quienes sufren por causa de la violencia intrafamiliar, que infortunadamente se ha acentuado a causa de la pandemia, para que aún en el dolor que viven, puedan sentir Tu amor y Tu gracia.   

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguros de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

22 de diciembre de 2020


Consideración - Día siete (Tomado de la novena tradicional de Navidad)

Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este Divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en el que venía al mundo. ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud?.

¡Ah...! Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento. El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar, buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María, son cosa que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero. En cuando al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mimo que hacia Belén. Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestros corazones para que sean su casa terrenal; que nuestros actos de mortificación y desprendimiento “preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos”.


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