21 de diciembre de 2020

A 4 días de la Navidad

Jesús, nos vamos acercando cada vez más a esa celebración tan especial que es la Navidad, es decir recordar y festejar, que te hiciste hombre, para redimirnos del pecado, y que habitaste entre nosotros. Desde Belén nos llega hoy tu voz, invitándonos de nuevo a amarnos mutuamente, como Tú nos amaste. 

Jesús, regálanos hoy la sencillez de corazón para saber ser siervos de cada prójimo con que nos encontremos. La sencillez que se requiere para no dejarnos arrastrar por las vanidades de este mundo. La sencillez que nos permite amar con libertad, sin esperar nada de los demás. 

Jesús, acuérdate de los más pobres, tus hijos predilectos, para que sientan de verdad que Tú nos los abandonas. Hay tanto dolor y tantas injusticias en este mundo. ¿Cómo podemos contribuir, Señor, a construir un mundo más justo, más humano? Abre nuestro corazón y también el de los más poderosos, e ilumina nuestro pensamiento y nuestras acciones a fin de poder encontrar caminos que permitan la justa y equitativa distribución de la riqueza. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

21 de diciembre de 2020




Consideración - Día seis.

Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber la orden dada por el emperador Augusto, que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.

No ignora Jesús en que lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual; aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.


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