Con frecuencia tendemos a caer en la trampa de olvidar las
injusticias y arbitrariedades de que somos víctimas dentro del sistema de salud,
solo porque finalmente, después de una larga espera, llega la solución tan anhelada.
Nos dan la cita, a la hora que nos sirve, o nos autorizan la cirugía o nos
entregan ese medicamento que tanto necesitamos. Y entonces nos sentimos aliviados.
Pero la espera es un atropello y no podemos olvidar esto, porque algo así no es justo, ni ético, y además no debería seguir pasando. La salud no solo es un derecho, es un bien muy preciado de todo ser
humano. Infortunadamente nos hemos acostumbrado a los atropellos, a las
demoras, a que nos atiendan cuando a bien tengan. Y eso es inadmisible.
Hace unos días, el lunes 16 de enero, tuve que reclamar un
medicamente en Audifarma, de Chía. Llegue al local un poco antes de las 2:30 de
la tarde… Salí de allí, con las medicinas entre el bolsillo de mi chaqueta a
las 7:15 de la noche, en paz, porque normalmente prefiero tomar estas
situaciones con calma, pero asombrado de todo el tiempo perdido y de cómo la
gente lo soporta sin apenas rechistar. Por supuesto, yo no fui la única víctima
de la ineficiencia. De hecho, cuando llegué estaban atendiendo el turno 280
(más o menos), a mí me tocó el ¡469! Decía que el tiempo de espera era algo más
de dos horas. Después de las 2:30 siguió llegando mucha gente. Incluso hacia
las 6:30 de la tarde todavía reclamaban nuevos turnos y ese día, curiosamente,
fueron pocos los que desistieron de la empresa. No sé a qué hora saldrían de
allí.
No puedo decir que mi espera fue interminable… Por fortuna había
llevado un libro calculando que estaría saliendo de allí, por tarde, hacia las
4 de la tarde. ¡Qué ingenuidad! La espera fue casi eterna, tanto que logré
terminar el libro que llevaba y me quedó faltando; habría podido empezar el
siguiente que tengo en la lista.
Pero son pocas las personas que hoy llevan un libro para
aprovechar el tiempo de espera sea una farmacia o en un consultorio, o en un
banco o en cualquier otro lugar. Cuando por fin apareció mi turno en la
pantalla y pude pasar al mostrador para solicitar mis medicinas, la señora que
estaba delante mío, con un niño de brazos, reclamaba con tristeza y rabia que
el medicamento que le estaban dando no era el que necesitaba su hijo.
Infortunadamente el muchacho que la atendía dijo que no podía hacer nada, la
fórmula tenía un código que correspondía a una crema para la piel y no a un
ungüento oftalmológico que era lo que el niño necesitaba. Ella insistió lo que
más pudo, pero no había nada que hacer. Más de cuatro horas esperando… ¿para
qué? Algo así resulta descorazonador. Es
una injusticia sin nombre, producto de un sistema paquidérmico y, sin duda, muy
poco funcional. Al lado de ella había otra señora, más bien joven, de cara
lánguida que empezó a soltar improperios contra la primera por tomarse
demasiado tiempo haciendo su reclamo y contra el asistente de Audifarma por su
falta de agilidad para solucionar aquel impase. Y unos cuantos estábamos en el
medio procurando entender la situación. Intenté conciliar, pero no tuve mucho
éxito. Solo me enteré que ese día había renunciado uno de los empleados, algo
que, por lo visto, sucede con frecuencia en esta empresa.
Más de cuatro horas esperando para reclamar un medicamento.
Absurdo, totalmente absurdo. En esto, me parece a mí, seguimos siendo un país
subdesarrollado. Lo peor es que estas situaciones nos son algo esporádico; pero
la verdad es que en esta ocasión ha sido cuando más tiempo he tenido que
esperar. Perdí un valioso tiempo que necesitaba para trabajar y aún hoy lo
estoy resintiendo. Sigo atrasado con algunos compromisos laborales. Igual que
me ha sucedido a mí, seguro que esta espera perjudicó a todos los que estuvimos
allí, de una u otra manera.
Para cerrar, algunas preguntas al vuelo: ¿con todo el dinero
que se mueve en esta industria de los fármacos, esta empresa no tiene para
abrir otro dispensario en el sector? ¿A quién corresponde dar solución dentro
de la empresa a este tipo de situaciones? ¿Nadie se entera o prefieren mirar
para otro lado? ¿Y para cuándo los prometidos cambios al sistema de salud para
bienestar de los ciudadanos, por parte del Ministerio? Ni idea… ¿Y cuáles son
las condiciones bajo las que deben trabajar los dependientes de estas farmacias?
Ese día tuvieron que salir, por muy temprano, a las 10:00 de la noche, pues me
dijeron que atenderían hasta el último turno… Un sistema ineficiente que
produce injusticias “leves” y otras no tanto a las que tristemente nos hemos
acostumbrado. Totalmente inadmisible.
20 de enero de 2023
Envié esta nota a Las2orillas y a la Oreja Roja, pero no fue publicada.
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