31 de diciembre de 2020

Feliz Año Nuevo

 


A todos los amigos y a los lectores de este blog, les deseo un nuevo año 2021 cargado de paz, alegría, esperanza, salud y prosperidad. Que la pandemia deje de ser una amenaza permanente para toda la humanidad y que las experiencias que pasamos y las lecciones aprendidas nos ayuden a ser mejores personas. Recordemos que cada día tiene su propio afán. De las cosas más importantes que aprendí este año fue la de saber vivir un día a la vez. El día que tengo para ser feliz, para ser mejor, para dar amor, para enfrentar nuevos desafíos, es hoy. 


¡FELIZ AÑO NUEVO!

24 de diciembre de 2020

Y esta noche será Navidad



Jesús, hoy, a media noche, nos daremos todos el abrazo de Navidad en recuerdo de ese maravilloso momento en que iluminaste el mundo con Tu presencia Santa. Renueva, Señor, los corazones de todos los creyentes, para que, no obstante todo lo vivido en este año 2020, sepamos ver el Amor del Padre y reconocer su obra en nuestras vidas. 

Jesús, renace en nuestros corazones y renueva nuestro pensar y nuestro actuar de tal manera que seamos testigos fieles del Evangelio que viniste a predicar y que sigue siendo tan actual como hace 2000 años.  

Jesús, Tú que viniste para redimirnos y darnos una nueva Vida, escucha las oraciones de tus fieles y concédenos la paz y la unidad que anhelamos desde siempre y que brillen con fuerza en todos los rincones de la tierra. Ponemos en tus manos y en las manos del Padre y del Espíritu Santo todos los graves problemas que hoy enfrenta la humanidad: la pobreza, el hambre, el cambio climático, los desastres naturales, la corrupción, la injusticia, las guerras, las dictaduras, el individualismo. Permítenos hallar caminos de solución a todos estos desafíos. 

Jesús, te pido hoy de manera especial, por todos los que han muerto a lo largo de esta año de prueba, a causa de la pandemia. Te pido igualmente por todos aquellos que están enfermos y que tendrán que pasar la noche en un hospital. Hazles sentir tu Amor y tu consuelo. También te pido por todos los que sufren de soledad y que esta noche, aún queriéndolo, no tendrán con quien compartir, ni celebrar.

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

24 de diciembre de 2020

¡GLORIA A DIOS EN EL CIELO Y PAZ EN LA TIERRA A TODOS LOS HOMBRES Y LAS MUJERES DE BUENA VOLUNTAD!



CONSIDERACIÓN - DÍA 9
(Tomado de la novena tradicional de Navidad)

La noche ha cerrado del todo en las campiñas de Belén. Desechados por los hombres, y viéndose sin abrigo, María y José han salido de la inhospitalaria población y se han refugiado en una gruta que se encontraba al pie de la colina. Seguía a la reina de los ángeles el jumento que le había servido de humilde cabalgadura durante el viaje, y en aquélla cueva hallaron un manso buey, dejado allí probablemente por alguno de los caminantes que habían ido a buscar hospedaje en la cuidad.

El Divino Niño, desconocido por sus criaturas racionales, va a tener que acudir a las irracionales para que calienten con su tibio aliento la atmósfera helada de esa noche de invierno, y le manifiesten con esto y con su humilde actitud el respeto y la adoración que le había negado Belén. La rojiza linterna que José tiene en la mano ilumina tenuemente ese pobrísimo recinto, ese pesebre lleno de paja que es figura profética de las maravillas del altar, y de la íntima y prodigiosa unión eucarística que Jesús ha de contraer con los hombres. María está en oración en medio de la gruta, y así van pasando silenciosamente las horas de esa noche llena de misterio.

Pero ha llegado la medianoche, y de repente vemos dentro de ese pesebre, poco antes vacío, al divino Niño esperado, vaticinado, deseado durante cuatro mil años con inefable anhelo. A sus pies se postra su Santísima Madre, en los transportes de una adoración de la cual nada puede dar idea. José también se acerca y le rinde el homenaje con que inaugura su misterioso e imponderable oficio de padre adoptivo del Redentor de los hombres. La multitud de ángeles que desciende de los cielos a contemplar esa maravilla sin par, dejan estallar su alegría y hacen vibrar en los aires las armonías de ese Gloria in Excelsis, que es el eco de la adoración que se produce en torno del Altísimo, hecha perceptible por un instante a los oídos de la pobre Tierra. Convocados por ellos, vienen en tropel los pastores de la comarca a adorar al recién nacido y presentarle sus humildes ofrendas. Ya brilla en oriente la misteriosa estrella de Jacob, y ya se pone en marcha hacia Belén la caravana espléndida de los Reyes Magos, que dentro de pocos días vendrán a depositar a los pies del Divino Niño el oro, el incienso, y la mirra, que son símbolos de la caridad, la adoración y la mortificación.

¡Oh adorado Niño! Nosotros también, los que hemos hecho esta novena para prepararnos al día de vuestra Navidad, queremos ofreceros nuestra pobre adoración. ¡No la rechacéis! ¡Ven a nuestras almas, venid a nuestros corazones llenos de amor! Encended en ellos la devoción a vuestra santa infancia, no intermitente y sólo circunscrita al tiempo de vuestra Navidad, sino siempre y en todos los tiempos; devoción que fielmente practicada y celosamente propagada, nos conduzca a la vida eterna, librándonos del pecado y sembrando en nosotros todas las virtudes cristianas.  

¡FELIZ NAVIDAD!


23 de diciembre de 2020

A sólo 2 días de la Navidad

Jesús, hoy pongo en Ti, toda mi esperanza. Quiero que tu Palabra guie mis pasos y mis acciones en este día y así ser testimonio de Tu Amor. Te pido, con sincero corazón, que la felicidad de estos días perdure durante todo el nuevo año y renueve la esperanza de un mañana luminoso para toda la humanidad. 

Jesús, danos la gracia de aguardarte con el mismo gozo y con la misma fe con que te aguardaron José y María en los días previos a tu maravilloso nacimiento. Es imposible no estremecerse ante la idea de que un día fuiste un niño frágil, tierno y lleno de una luz única e inigualable. Es un misterio sublime.   

María, sé tú quien nos guie al encuentro con Jesús, con su palabra siempre viva y siempre actual, de tal manera que las oraciones que hemos proclamado en estos días de preparación para la celebración de la Navidad, y la reflexiones que hemos tenido la posibilidad de leer, se hagan vida en nosotros y así seamos verdaderos instrumentos de amor, alegría, esperanza y paz para todos los prójimos con que tengamos la posibilidad de encontrarnos. 

Jesús, te pido hoy por todos los niños y niñas que han nacido recientemente. Dales a sus padres y a sus madres la gracia de educarlos con verdadero amor y que, con tu gracia, sean luego, en su día seres humanos capaces de amar, de donarse, de ser luz y sal que renueve esta tierra.  

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguros de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

23 de diciembre de 2020


CONSIDERACIÓN - DÍA 8
(Tomada de la Novena tradicional de Navidad)

Llegan a Belén José y María, buscando hospedaje en los mesones; pero no lo encuentran ya por hallarse todo ocupado, ya porque se les desechase a causa de su pobreza. Empero, nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba sorpresa cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con tanta tranquilidad cuando fijaba sus miradas en su casta esposa. El niño aún no nacido regocijábase de aquellas negativas que eran el preludio de sus humillaciones venideras. Cada voz áspera, el nido de cada puerta que se cerraba ante ellos, era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana.

¡Oh divino niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, han sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! El espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios,. ¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro¡ ¿No cerramos continuamente con ruda ignorancia la puerta a los llamamientos de Dios, que nos solicita convertirnos, o santificarnos o conformarnos con su voluntad? ¿No hacemos mal uso de nuestras penas, desconociendo su carácter celestial con que cada uno a su modo lo lleva grabado en si? Dios viene a nosotros muchas veces en la vida, pero no conocemos su faz, o le reconocemos hasta que nos vuelve la espalda y se aleja después de nuestra negativa.

Se pone el sol de 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran las cimas de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental, y cierran sus puertas al ver a su madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo una tras otra. Algunas horas más y aparecerá el Verbo eterno.

22 de diciembre de 2020

A 3 días de la Navidad

Jesús, mi Salvador, mi amigo y mi hermano. Tengo la certeza de que, de una u otra manera, Tú has guiado mi vida desde siempre, aunque muchas veces a mi no me lo parezca, aunque a veces no te sienta tan cerca como yo quisiera. ¿Pero que otra cosa es la fe sino creer en lo que no hemos visto ni oído, pero que desde nuestro interior más hondo sabemos que es y que está? 

Jesús renueva mi fe y la de todos aquellos que te buscan con sincero corazón. Que esta fe nos lleve a ser más coherentes en nuestro actuar de cada día y, de manera especial, a ser generosos no simplemente con cosas materiales, sino también con nuestro tiempo y nuestro talentos. Tú nos has dado la fe gratuitamente, así debemos darla nosotros también. 

Señor, no obstante las circunstancias adversas que hoy nos circundan y nos hacen temer por el futuro -como la pandemia, los desastres naturales, la crisis económica mundial, la corrupción de los gobiernos, aumento de la pobreza- seamos capaces de ver tus dones infinitos y recordar que Tú has vencido al mundo y que estás siempre con nosotros. No estamos solos y basta simplemente entregarnos en Tus manos para ser instrumentos fieles que traigan al mundo el amor, la justicia, la verdad y la paz que todos los seres humanos, sin distinción de credo, raza, sexo o edad, anhelan encontrar. 

Hoy te pido, de manera especial, por todas las familias que están en crisis y que probablemente estén pensando en una separación o en un divorcio. Renueva su esperanza y ayúdalos, si es lo mejor para ellos, a encontrar caminos de reconciliación. Mira con misericordia a aquellas familias donde el padre, fruto quizá de su ignorancia y su falta de amor, maltrata física y psicológicamente a su esposa y a sus hijos. Penetra en su corazón, renuévalo y enséñale el camino de la ternura; y, además, consuela a quienes sufren por causa de la violencia intrafamiliar, que infortunadamente se ha acentuado a causa de la pandemia, para que aún en el dolor que viven, puedan sentir Tu amor y Tu gracia.   

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguros de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

22 de diciembre de 2020


Consideración - Día siete (Tomado de la novena tradicional de Navidad)

Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo, aún no nacido, al Creador del universo hecho hombre. Contemplemos la humanidad y la obediencia de este Divino Niño que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable, obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para Él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiese apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en el que venía al mundo. ¿No nos enseñará la humildad de Jesús a amar esa hermosa virtud?.

¡Ah...! Que llegue el momento en que aparezca el deseado de las naciones, porque todo clama por este feliz acontecimiento. El mundo, sumido en la oscuridad y el malestar, buscando y no encontrando el alivio de sus males, suspira por su Libertador. El anhelo de José, la expectativa de María, son cosa que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si es lícito emplear esta expresión adorablemente impaciente por dar a su Hijo único al mundo, y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles. El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esta santa humanidad tan bella que Él mismo ha formado con tan especial y divino esmero. En cuando al Divino Niño, objeto de tantos anhelos, recordemos que hacia nosotros avanza lo mimo que hacia Belén. Apresuremos con nuestro deseo el momento de su llegada; purifiquemos nuestras almas para que sean su mística morada, y nuestros corazones para que sean su casa terrenal; que nuestros actos de mortificación y desprendimiento “preparen los caminos del Señor y hagan rectos sus senderos”.


21 de diciembre de 2020

A 4 días de la Navidad

Jesús, nos vamos acercando cada vez más a esa celebración tan especial que es la Navidad, es decir recordar y festejar, que te hiciste hombre, para redimirnos del pecado, y que habitaste entre nosotros. Desde Belén nos llega hoy tu voz, invitándonos de nuevo a amarnos mutuamente, como Tú nos amaste. 

Jesús, regálanos hoy la sencillez de corazón para saber ser siervos de cada prójimo con que nos encontremos. La sencillez que se requiere para no dejarnos arrastrar por las vanidades de este mundo. La sencillez que nos permite amar con libertad, sin esperar nada de los demás. 

Jesús, acuérdate de los más pobres, tus hijos predilectos, para que sientan de verdad que Tú nos los abandonas. Hay tanto dolor y tantas injusticias en este mundo. ¿Cómo podemos contribuir, Señor, a construir un mundo más justo, más humano? Abre nuestro corazón y también el de los más poderosos, e ilumina nuestro pensamiento y nuestras acciones a fin de poder encontrar caminos que permitan la justa y equitativa distribución de la riqueza. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Nos ponemos de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

21 de diciembre de 2020




Consideración - Día seis.

Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Mas Dios lo tenía dispuesto de otra manera y los profetas habían anunciado que el mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David. Para que se cumpliese esa predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber la orden dada por el emperador Augusto, que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José, como descendientes que eran de David, no estaban dispensados de ir a Belén. Ni la situación de la Virgen Santísima ni la necesidad en que estaba José del trabajo diario que les aseguraba la subsistencia, pudo eximirles de este largo y penoso viaje, en la estación más rigurosa e incómoda del año.

No ignora Jesús en que lugar debe nacer e inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran inconscientemente a la ejecución de los designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual; aprended que quien se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecerse a sí mismo, ni ha de querer a cada instante sino lo que Dios quiera para él; siguiéndole ciegamente aun en las cosas exteriores, tales como el cambio de lugar donde quiera que le plazca conducirle. Ocasión tendréis de observar esta dependencia y fidelidad inviolable en toda la vida de Jesucristo, y este es el punto sobre el cual se han esmerado en imitarle los santos y las almas verdaderamente interiores, renunciando absolutamente a su propia voluntad.


20 de diciembre de 2020

A 5 días de la Navidad

 

María, Madre del Verbo Eterno, hoy me dirijo a ti, para darte gracias por tu Sí, por que gracias a tu docilidad y a tu fe, Jesús habitó entre nosotros. Gracias María. Llévanos de tu mano hacia Dios, enséñanos a guardar silencio del mismo modo que tú lo hiciste, para poder escuchar en nuestro interior la Voz de Dios, que nos llenará de paz, de alegría y de esperanza. 

María, me acojo bajo el manto de tu ternura maternal, con el deseo de caminar de tu mano cada hora de este día, y así poder vencer todos mis miedos y mis inseguridades y tener la fuerza y el valor para enfrentar los desafíos que la vida me presente.  

Jesús, mi Salvador, me pongo delante tuyo, con todo lo que soy, con mis defectos y virtudes, mis errores y mis aciertos. Quiero ser tuyo porque confío plenamente en tu misericordia y en tu bondad. 

Jesús, hoy te quiero pedir por todos los que sufren alguna discapacidad o tienen alguna condición que los hace más vulnerables. Sabemos que también estas presentes en cada uno de ellos. Hazles sentir tu Amor a través de nuestras acciones concretas. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Me pongo de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida. Amén. 

20 de diciembre de 2020


 

CONSIDERACIÓN - DÍA 5
(Tomado de la novena tradicional colombiana)

Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hay de que nos detengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.

María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatifica terrestre; la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad, Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura... Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierta, hasta que la hubiese aprendido de memoria...¡cuán ardientemente deseaba ese día!.

Tal era la expectativa de María...era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda la vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino pensemos que en nosotros también reside por esencia, potencia y presencia.

Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la gracia; de esta manera, el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya?


(Nota: El texto que aparece en la página web seleccionada, tiene algunos errores que han sido corregidos aquí)

19 de diciembre de 2020

A 6 días de la Navidad

Vamos de camino 


Jesús, vamos de camino, igual que tú fuiste de camino desde Nazareth hasta Belén; vamos de camino, con la ilusión y el deseo de encontrarte en todo momento y en todo lugar. Igual que Tú, que María y que José, estamos de paso por esta tierra. Por los méritos infinitos de tu encarnación y de tu infancia, danos la gracia de ser testimonios creíbles del Reino que Tú viniste a instaurar en este mundo y dejar una huella de amor, de paz, de fraternidad entre aquellos con los que nos encontremos cada día. 

Nuestra humanidad es rebelde y con mucha frecuencia buscamos nuestra comodidad. No es fácil salir de nosotros mismos, vencer nuestro egoísmo y entregarnos, como Tú lo hiciste, en las manos del Padre, buscando hacer Su Voluntad, que no es otra que la de amar a cada prójimo que nos encontramos por el camino. El mundo nos atrapa y nos envuelve en su carrera frenética y olvidamos que Tú estás con nosotros y que "a cada día le basta su propio afán". Que estos días de preparación hacia la Navidad, nos sirvan para recordar lo que realmente importa (amar como Tú nos amaste), para saber vivir en paz contigo, con nosotros mismos y con los demás.   

Que este año tan particular nos permita aprender las lecciones que necesitamos aprender como hombres y mujeres de bien y como cristianos. Y también te pedimos por todos aquellos que no creen o que profesan otra fe, para que en su incesante búsqueda de la verdad, encuentren la luz y la fuerza para seguir adelante construyendo un mundo mejor. 

Padre de bondad, ten misericordia de todos nosotros y permite que la pandemia que hoy nos azota, pase pronto y que esta prueba compartida nos ayude a ser de verdad mejores personas y a cuidar la madre Tierra como el más grande tesoro que podamos tener. Que dejemos, por fin, los intereses mezquinos de buscar una riqueza vana, individual y superflua, y que más bien pongamos nuestros talentos al servicio de una comunidad o, de ser posible, del mundo entero, buscando, ante todo, el bien común. 

 




 CONSIDERACIÓN - DÍA 4 

(Tomada de la novena tradicional de Navidad)


Desde el seno de su madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su entera sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad, aceptaba con resignación el estado en que se hallaba conociendo toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades. ¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión?, ¿quién pudiera sostener a sabiendas un martirio tan prolongado, tan penoso de todas maneras? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humilde carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre, a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura, a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados, y hacemos sentir toda la criminalidad y desórdenes del orgullo.

Deseamos hacer una verdadera oración; empecemos por formarnos de ella una exacta idea contemplando al Niño en el seno de su madre, El Divino Niño ora y ora del modo más excelente. No habla, no medita ni se deshace en tiernos afectos. Su mismo estado, aceptado con la intención de honrar a Dios, es su oración y ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece y de qué modo quiere ser adorado por nosotros.

Unámonos a las oraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos al profundo abatimiento y sea este el primer afecto de nuestro sacrificio a Dios. Démonos a Dios, no para ser algo como lo pretende continuamente nuestra vanidad, sino para ser nada, para quedar eternamente consumidos y anonadados, para renunciar a la estimulación de nosotros mismos, a todo cuidado de nuestra grandeza aunque sea espiritual, a todo movimiento de vanagloria. Desaparezcamos a nuestros propios ojos y que Dios sólo sea todo para nosotros.

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18 de diciembre de 2020

A 7 días de la Navidad

Jesús, gracias por todas las bendiciones que hemos recibido durante este año. Gracias, de nuevo por mi familia, por mi esposa y por los hijos que me has regalado. Te pido por cada uno de ellos para que Tú los cobijes y los guíes con tu Amor. 

Padre Bueno, hoy te quiero pedir de manera muy especial por todos los habitantes de San Andrés, Providencia y Santa Catalina que siguen sufriendo las consecuencias del huracán Iota que azotó esas islas hace ya varios días. No te olvides de todos ellos y en especial no permitas que nos olvidemos de sus necesidades y de su sufrimiento. Abre los corazones y las manos de las organizaciones y de las personas que estén en capacidad de ayudarlos a salir adelante, reconstruir sus casas y rehacer sus vidas. 

Jesús, dame un corazón manso y humilde como el Tuyo, para que, como dice San Francisco, "no busque ser comprendido, sino comprender; no busque se amado, sino amar; no busque ser consolado, sino consolar". Tú, Señor, entre tanto, sé mi refugio, mi cayado y mi consuelo. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros.

Me pongo de nuevo en tus manos Jesús, seguro de que tu Amor nos acompaña cada día de nuestra vida.  Amén. 

18 de diciembre de 2020



Consideración Día Tercero 

(Tomado de la novena tradicional colombiana)

Así había comenzado su vida encarnada el Niño Jesús. Consideremos el alma gloriosa y el santo cuerpo que había tomado, adorándolos profundamente. Admirado en el primer lugar en el alma de ese Divino Niño, considerarnos en ella la plenitud de su gracia santificadora; la de su ciencia beatífica, por lo cual desde el primer momento de su vida vio la divina esencia más claramente que todo los ángeles y leyó lo pasado y lo por venir con todos sus arcanos conocimientos. No supo por adquisición nada que no supiese por infusión desde el primer momento de su ser; pero Él adoptó todas las enfermedades de nuestra naturaleza a que dignamente podía someterse, aun cuando no fuese necesario para la grande obra que debía cumplir. Pidámosle que sus divinas facultades suplan la debilidad de las nuestras y les den nueva energía; que su memoria nos enseñe a recordar sus beneficios, su entendimiento a pensar en Él, su voluntad a no hacer sino lo que Él quiere y en servicio suyo.

Del alma del Niño Jesús pasemos ahora a su cuerpo, que era un mundo de maravillas, una obra maestra de la mano de Dios. No era, como el nuestro, una traba para el alma; era, por el contrario, un nuevo elemento de santidad. Quiso que fuese pequeño y débil como el de los niños, y sujeto a todas las incomodidades de la infancia, para asemejarse más a nosotros y participar de nuestras humillaciones. El Espíritu Santo formó ese cuerpecillo divino con tal delicadeza y tal capacidad de sentir, que pudiese sufrir el exceso para cumplir la grande obre de nuestra redención. La belleza de ese cuerpo divino fue superior a cuanto divino fue superior a cuanto se ha imaginado jamás; la divina sangre que por sus venas empezó a circular desde el momento de la encarnación es la que lava todas las manchas del mundo culpable. Pidámosle que lave las nuestra en el sacramento de la penitencia, para que el día de su Navidad nos encuentre purificados, perdonados y dispuestos a recibirle con amor y provecho espiritual.

17 de diciembre de 2020

A 8 días de la Navidad

Jesús, gracias por la oportunidad que me das de vivir un nuevo día, de pronunciar tu nombre y admirar las maravillas de la creación. 

Jesús, quiero preparar mi alma y mi corazón para que vuelvas a nacer en mí. Perdona todas aquellas acciones que no están de acuerdo con la Voluntad del Padre y haz de mi un instrumento de verdadera evangelización, no con el ánimo de convencer o de conquistar, solo con el deseo sincero de amar a cada persona como Tú la amas. 

Ven, Señor, ven pronto en nuestro auxilio, y renueva, por favor, la esperanza y la alegría que nos da el celebrar una vez más la Navidad, es decir, celebrar que te hayas hecho Niño, por amor a nosotros. 

Dios, hecho hombre, misterio sublime.

17 de diciembre de 2020



Consideración (Tomada de la novena tradicional de aguinaldos)

Día Segundo

El verbo eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada.

Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.

Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar... Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el "sí" que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina.

La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar. No era ya sólo el Verbo eterno; era el Niño Jesús revestido de la apariencia humana, y justificando ya el elogio que de Él han hecho todas las generaciones en llamarle el más hermoso de los hijos de los hombres.

   

16 de diciembre de 2020

A 9 días de la Navidad

Jesús, nos has regalado un año particular, un poco encerrados en casa, pero así nos has dado la ocasión de estar más cerca de nuestros hijos, viviendo entre el temor y la esperanza, entre la incertidumbre y la fe en tu protección. 

Te doy gracias por todo lo que me has dado a lo largo de este año, en especial por la salud. Te pido por todos aquellos que han muerto y los que están padeciendo de alguna enfermedad, sobre todo por la Covid-19 o por cáncer. Dales fortaleza en estos momentos de prueba, a ellos y a sus familias. Acuérdate, muy especialmente, del alma de mi hermano Efraín. Que goce de la paz eterna. 

Jesús, prepara mi corazón para hacer de él tu morada permanente durante el nuevo año que está por comenzar. Te pido por toda mi familia extendida y por todos los amigos que me han apoyado en este año tan lleno de visicitudes. 

Me pongo en tus manos Señor, seguro de que tu Amor nos acompaña (me acompaña) cada día de nuestra vida.  Amén.

 


Día Primero

En el principio de los tiempos el Verbo reposaba en el seno de su Padre en lo más alto de los cielos; allí era la causa, a la par que el modelo de toda la creación. En esas profundidades de una incalculable eternidad permanecía el Niño de Belén antes de que se dignara bajar a la Tierra y tomara visiblemente posesión de la gruta de Belén. Allí es donde debemos buscar sus principios que jamás han comenzando; de allí debemos datar la genealogía de lo eterno, que no tiene antepasados y contemplar la vida de complacencia infinita que allí llevaba.

La vida del Verbo eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa y sin embargo, ¡misterio sublime!, busca otra morada, una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita felicidad, sino porque su misericordia infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin Él no podría verificarse.

El pecado de Adán había ofendido a Dios y esa ofensa infinita no podía ser condonada sino por los méritos del mismo Dios. La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo eterno; era pues necesario para salvarla y satisfacer su culpa, que Dios, sin dejar el cielo, tomase la forma del hombre sobre la Tierra y con la obediencia a los designios de su Padre expiase aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía.

Era necesario, en las miras de su amor, que tomase la forma, las debilidades e ignorancias sistemáticas del hombre; que creciese para darle crecimiento espiritual; que sufriese, para enseñarle a morir a sus pasiones y a su orgullo. Y por eso el Verbo eterno, ardiendo en deseos de salvar al hombre, resolvió hacerse hombre también y así redimir al culpable.

 


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4 de diciembre de 2020

Faltó un pan

Faltó un pan


Faltó un pan, al menos uno;

faltó un vaso de leche, al menos uno;

faltó caridad, faltó misericordia;

faltó bondad, faltó un grito;

sobró ignorancia, sobró egoísmo.  

Murió Gabriel, sin haber vivido.

De hambre, murió de hambre,

aunque había trigo y leche y miel,

seguro que había, seguro que sí,

en alguna casa, en alguna mesa,

a pocos metros de su estomago vacío.  

Nadie, o casi nadie, alzó la voz.

Lo supe y callé...

Inocencia pura que vino y se fue,

dejando a una madre 

vulnerada y vulnerable,

con un cuerpo entre sus brazos,

con un silencio herido,

con la impotencia encendida,

con un mar de dudas,

de lágrimas calladas.

Faltó un pan, al menos uno;

faltó un vaso de leche, al menos uno;

faltó caridad, faltó misericordia;

faltó bondad, faltó un grito;

sobró ignorancia, sobró egoísmo;

en tantas mesas, en tantas casas, en tantas calles,

sobran manjares, sobra indiferencia.  

Gabriel se ha ido,

y el mundo sigue andando, a la deriva,

ciego, sordo y mudo.

Jaime Borda

4-dic-2020


Todo el bien que puedas

 


No hace falta agregar una palabra más.

Tranquilidad interrumpida. Cuento.

    La tranquilidad interrumpida Era el último sábado de marzo, por la tarde, cuando sonó, tímidamente, el timbre de su apartamento...