Cada vez es más claro para mí: educar es un arte, quizá uno de los más complejos y difíciles. Es un arte como lo puede ser esculpir una escultura, pintar un cuadro, componer una canción o escribir un libro. El educar, en cierto sentido, involucra todas estas manifestaciones del arte. Pero el educador, a diferencia de los demás artsitas, nunca puede estar seguro de cómo terminará su obra, ni siquiera puede estar plenamente seguro de si su estilo es siempre el más adecuado. Cada alumno es un mundo sobre el que, además, otros quieren esculpir, pintar, componer y escribir pero no siempre con la misma intención de quien educa. Aún el maestro más agudo no puede asegurar plenamente el efecto de su labor constante. Ni siquiera aquellos que aman su trabajo y saben hacerlo con pasión pueden estar seguros de que todos sus alumnos serán no sólo existosos (que debería ser lo menos importante), sino ante todo buenos ciudadanos.
¿Cómo esculpir a un ser humano de tal suerte que al final la escultura sea realmente lo que él o ella quiere y puede ser? En últimas cada uno debe convertirse en el escultor de sí mismo, en el pintor de su propio cuadro, el escritor de su propia historia... Evidentemente educar es un arte, pero sin duda no lo hemos hecho del todo bien. Si los hombres supiéramos cómo educarnos a nosotros mismos y cómo educar a los más jóvenes para que cada uno fuera lo que realmente tiene que ser, muy seguramente otro sería el presente, y el futuro tendría mil colores para todos y no sería tan gris y oscuro para algunos como lo es ahora.
30 de julio de 2012
24 de julio de 2012
Lo que importa de verdad
Este es un pensamiento que vale la pena leer una y otra vez hasta cuando logremos hacerlo vida en nosotros mismos. Para mí es un pensamiento con una fuerza y una profundidad impresionantes. Seguro que si lo ponemos en práctica encontraremos la verdadera alegría y la verdadera paz que a veces buscamos tan afanosamente.
La voz de Dios:
"¿Quieres aprender a amar? ¿A amar a Dios y, por él, a
los hermanos?
No esperes un instante más, no lo piensas demasiado, no
te quedes en el deseo de amar, sino ama enseguida en el momento presente.
Es que amar significa hacer enseguida, ahora ya, en este minuto, la voluntad de
Dios, no la tuya.
La vida no está hecha más que de momentos presentes y
valen aquellos donde alguien quiere hacer algo. Lo que cuenta es el presente, el instante que huye, que
para mí, para ti, para nosotros tiene que ser pescado al vuelo y vivido bien,
hasta al fondo, haciendo en él lo que Dios quiere de nosotros: estudiar,
caminar, dormir, comer, sufrir, gozar, jugar...
Aprende a escuchar la voz de Dios en lo profundo de tu
alma, la voz de la conciencia: ella te dirá lo que Dios quiere de ti en cada
momento. ¿Andas mal con tu prójimo? “Está atento – nos
dice la conciencia -, tienes que amar a todos, incluso a los
enemigos...”. ¿Querrías saltar en la hora de estudio? “Está
atento – te dice la voz de la conciencia -, jugarás con más alegría
después si ahora haces perfectamente tu deber”. Y lo mismo en otras
ocasiones.
Vivamos bien lo que Dios quiere en el momento presente.
Entonces, así como un punto junto a otro punto hacen una recta, un momento junto
a otro momento hacen la vida".
Chiara Lubich – Volver al presente pp 90/91
20 de julio de 2012
¿Y los recortes, para qué?
Cada vez entiendo menos las decisiones del actual gobierno español. Todos los días asustan con nuevos recortes que en últimas sólo perjudican a los que tienen menos. No soy un experto en economía y comprendo la necesidad de ahorrar en los gastos públicos. Pero una cosa es ahorrar en esos gastos, lo cual debería incluir los sueldos de los ministros y de otros altos cargos, y otro muy distinto es crear pánico general diciendo que ya no hay dinero ni para pagar a los funcionarios... Y eso no es lo único, en las medidas que han tomado hasta ahora no veo ninguna solución real para crear empleo y reactivar la economía. ¿O si la hay y no la he visto?
De cualquier manera lo que está claro es que la situación está cada vez peor, que este gobierno no logra o no sabe, o simplemente no quiere dar soluciones políticas con esperanza de futuro, al parecer lo único que le importa es conservar su estatus dentro de la economía europea y que se siga prolongando la eterna historia de que los ricos siempre serán más ricos, mientras los pobres serán más pobres y la clase media tendrá así una batalla cada vez más dura para no caer en picada en el extremo izquierdo, es decir el de la pobreza, porque parece ser que en el extremo derecho habitan los ricos y los banqueros. (No se me malinterprete, yo no soy de izquierdas, pero tampoco de derechas y menos con todo lo que he visto por aquí) Mientras lo que rija la economía sea el interés de unos pocos, dificilmente llegaremos a buen puerto.
¿Y los inmigrantes? Uyuyuy! La situación es aún peor, pues muchos no tendrán seguramente ni para pagar un tiquete de regreso a su país. Pero eso no es lo más grave; muchos inmigrantes, en especial los africanos y los de ciertos países de América Latina, están ahora ante la disyuntiva de no saber si es mejor sufrir la falta de empleo o incluso aguantar hambre aquí en España o en su país de origen... No existen bolas de cristal que respondan a esta pregunta, seguro que no!
Cabe aquí preguntarse, cómo dice una canción del grupo internacional Gen Rosso: "¿a dónde iremos a parar si seguimos así?" Por ahora no podemos, o no debemos, asegurar nada, pero si las cosas siguen como van, la verdad es que el futuro pinta, a primera vsita, bastante gris (y no es que quiera ser pesimista). Los que somos neófitos en estos temas de la macroeconomía, el mundo de las inversiones y de las deudas públicas nos preguntamos: ¿existe alguna solución? ¿hay algún economista sensato en alguna parte del mundo que pueda proponer medidas que den un vuelco a la situación actual? Al parecer no. Me inclino a pensar que las grandes facultades de economía enseñan a sus alumnos reglas muy complejas sobre cómo hundir al mundo en la pobreza y en el caos, pero evidentemente no enseñan estrategias, ni simples ni complejas, que sirvan para solucionar crisis de este estilo.
Aunque, como ya lo he dicho, no soy un experto en el tema, conozco, al menos por ahora, un camino de esperanza: se llama Economía de Comunión (EdC), un modelo económico sencillo cuya idea original la planteó Chiara Lubich en mayo de 1991; es un modelo donde lo que importa no es la ganancia de la empresa, sino el bienestar de la comunidad. Quizá haya otros modelos que yo no conozco, pero evidentemente, si los hay, los políticos actuales tampoco los conocen ¿o será que prefieren ignorarlos?
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