30 de diciembre de 2022
Cada día puede ser mejor que el anterior
23 de diciembre de 2022
Alas de esperanza
En época de cambios,
mejor dejar el pesimismo
y optar por la sonrisa,
por la sinceridad amable, pero diáfana
por las rosas y las uvas,
por el agua cristalina.
Revivir la esperanza,
la alegría y el optimismo
aunque a veces sea gris el panorama
con la certeza que siempre,
tarde o temprano,
la luz vuelve a brillar.
La vida vale la pena ser vivida
aunque sea impredecible
aunque a veces broten espinas por doquier.
A veces parece empinada la existencia,
pesada la carga que llevamos,
seco y árido el camino,
pero la cima nos aguarda,
y también nos esperan con regocijo
el árbol, la sombra, el trigo y las cerezas.
El dolor ha sido siempre semilla,
la alegría serena, su flor eterna.
El camino puede que no sea llano,
pero está abierto para seguir andando.
Vamos juntos, sin miedos, sin reservas,
el mundo nos espera y nos necesita.
Por todo esto, hoy, solo quiero sonreír.
14 de diciembre de 2022
Desempolvando al poeta
Busco palabras
27 de noviembre de 2022
Una hora, 21 minutos y 20 segundos para conocer nuestra Casa
EL GRITO DE LA MADRE TIERRA
Documental "La Carta"
19 de noviembre de 2022
El arte de ser maestro hoy
Maestro - Escuela: Desafíos y Posibilidades
Autora: Maricel Salazar
*Comparto este texto reflexivo de mi estimada colega y amiga Maricel Salazar
Desde hace ya mucho tiempo la sociedad colombiana ha estado atravesando por situaciones que han generado cambios en las formas de ser, de pensar y de actuar. Y aunque el fenómeno se extrapola a nivel mundial, es bueno situarse en un contexto medianamente conocido para reflexionar, claro, sin pasar por alto las causas externas; pero con la seguridad de evaluar posibilidades sustanciales al tener la autoridad que me otorga el sólo hecho de pertenecer allí.
Y aunque la pandemia ha sido bien importante e influyente en el tema que quiero abordar, no es éste única causa de la inexorable reflexión que estamos llamados a hacer en torno a los desafíos y las posibilidades del maestro en estos tiempos. Aunque sí podría decirse que cambiar las aulas de clase presencial por espacios mediados por alguna tecnología, me permiten pensar en la escuela no como el lugar físico, sino más bien como un lugar determinado por un sin número de variables que definen una relación compleja entre sujetos; siendo los protagonistas: maestro(a)s-estudiantes.
Ya desde mucho tiempo atrás, a partir del auge de las tecnologías de la información y la comunicación, la sociedad viene transformándose a un ritmo apresurado. Las relaciones interpersonales, las necesidades básicas, las formas de consumo, las creencias, el acceso al conocimiento etc. parecen estar caracterizadas por la fluidez, por el desconocimiento del valor de uso y más bien por la exaltación y consumo de experiencias (Bauman, 2007).
Ante la inmediatez como una necesidad, la escuela tiene la posibilidad y la misión de actuar como desacelerador al introducir momentos de reflexión, contemplación y meditación. El maestro puede otorgar el tiempo para que esto ocurra, para que la opinión se transforme en una reflexión. (Meirieu, 2001).
La escuela como una muestra a pequeña escala de la sociedad, es en donde confluye la multiplicidad de cuerpos y mentes; y aunque si bien es cierto, no es el único lugar en donde de aprenden “cosas”, sí es un espacio (como ya lo he dicho, no necesariamente físico) en donde se tejen posibilidades para el futuro y está, en gran medida, en manos de los maestro(a)s direccionarlas.
Nótese que utilizo la palabra maestro(a) no indefinidamente, sino partiendo de las precisiones realizadas por Quiceno (2014). Según este autor, aunque docente, profesor y maestro son palabras que se suelen aludir indistintamente al mismo sujeto, hay importantes aclaraciones por hacer. Según este autor, el docente es definido por la universidad, por la facultad, y su papel obedece más al sistema de producción capitalista; en este sentido lo que “produce” en las mentes de sus estudiantes sirve de eslabón para la cadena mercantilista; al docente por lo tanto, poco le preocupa el cuidado, la reflexión, la corrección, los valores del “otro” que es el estudiante; a él le preocupa enseñar su disciplina. El profesor, por su cuenta es creado por las profesiones, garantiza su oficio a lo largo de su trayectoria, aunque no lo sienta, aunque no lo lleve en la sangre y en consonancia “crea” en el estudiante unas habilidades. Finalmente, el maestro, para quien educar es un arte, es quien reflexiona, evalúa su proceso, su materia prima, su producto, el contexto, el espacio sociocultural, cambia continuamente y asume su responsabilidad política (Quiceno Castrilón, 2014).
Hago esta aclaración porque para poder hablar de posibilidades, cada maestro(a) deberá reconocerse a sí mismo como lo que es y porque está donde está. Esto implica hacerse varias preguntas de autoreflexión: ¿quién es?; ¿cómo se define?; ¿qué busca con su profesión?; y otras preguntas que tengan que hacerse a fin de ubicarse ontológica y epistemológicamente. Sólo así, lo que se piensa, lo que se hace y lo que se dice estarán en el mismo plano y se asumirá conscientemente la posición política que este loable oficio requiere (Freire, 2002).
Y en este sentido, el pensarse como maestro(a) (sujeto cognoscente) implica también el reconocimiento del “otro”: el estudiante (sujeto conocido o por conocer). Es verdaderamente trascendente lo que implica saber escuchar la voz del otro; reconocerlo es que “su voz no desaparezca detrás de la del sujeto cognoscente, o sea tergiversada como consecuencia de la necesidad de traducirla de acuerdo con los códigos de las formas de conocer socialmente legitimadas” (Vasilachis, 2009, p. 17)
31 de octubre de 2022
El valor relativo del conocimiento en la modernidad líquida
Hace ya varios días, en la red social LinkedIn, leí esta idea acerca de la educación, que me dejó pensando largamente:
"La indiferencia crece. En ninguna parte el fenómeno es tan visible como en la enseñanza donde en algunos años, con la velocidad del rayo, el prestigio y la autoridad del cuerpo docente prácticamente han desaparecido. El discurso del Maestro ha sido desacralizado, banalizado, situado en el mismo plano que el de los mass media y la enseñanza se ha convertido en una máquina neutralizada por la apatía escolar, mezcla de atención dispersada y de escepticismo lleno de desenvoltura ante el saber. Gran turbación de los Maestros. Es ese abandono del saber lo que resulta significativo, mucho más que el aburrimiento, variable por lo demás, de los escolares. Por eso, el colegio se parece más a un desierto que a un cuartel (y eso que un cuartel es ya en sí un desierto), donde los jóvenes vegetan sin grandes motivaciones ni intereses. De manera que hay que innovar a cualquier precio: siempre más liberalismo, participación, investigación pedagógica y ahí está el escándalo, puesto que cuanto más la escuela se dispone a escuchar a los alumnos, más éstos deshabitan sin ruido ni jaleo ese lugar vacío".
Lipovetsky (2005). La era del vacío. Barcelona: Anagrama
¿Qué tan cierta es esta afirmación? ¿Podemos transformar la situación actual?
A pesar de que muchos expertos y personas de los más diversos bagajes culturales, dicen, con frecuencia, que la educación es el motor del progreso y la base para cualquier cambio -positivo- de la sociedad, lo cierto es que hoy el panorama es más bien desalentador en cuanto al valor que le dan algunas familias y más aún los jóvenes a este aspecto de la vida.
Educar y educarse para construir una mejor sociedad ya no resulta un objetivo tan primordial para muchos individuos. Parece más atractiva la perspectiva de ser rico y famoso, creando videos con contenido superfluo. Así surge y se cimienta la relatividad de la escuela y del conocimiento como pilares del desarrollo personal.
Ahora bien, no es bueno generalizar, nunca. Eso resulta injusto, desproporcionado y hasta dramático, más aún si hablamos de la labor de un profesor, ya sea de colegio o de universidad e igualmente si hacemos referencia a los estudiantes, sean del nivel que sean. Por fortuna hay un buen número de excepciones a la regla de la mediocridad. No obstante, es innegable que la educación tiene que cambiar para poder transformar a los individuos y a la sociedad. Esto es algo que se viene diciendo hace años, pero pareciera que seguimos en las mismas, es decir, conservando una educación tradicionalista, de mera transmisión de conocimientos. ¿Será?
¿Son los estudiantes indiferentes ante lo que se les enseña o trata de enseñar? No todos, ciertamente, pero el porcentaje puede ser alto, más de lo que estamos dispuestos a admitir. A los poderosos les sirve esa falta de interés ante el conocimiento, pues así serán más manipulables, que en últimas es lo que buscan. La gente que piensa puede ser un peligro y sobre todo si son muchos. Entonces la sociedad constriñe a la escuela para que esta siga una ruta prefijada a fin de mantener el status quo. Ahora bien, el análisis de la indiferencia actual de los jóvenes y de muchos adultos seguramente tiene otros matices en los que, por ahora, no profundizaré. Como lo he señalado en otras partes, la realidad es poliédrica y por ende es apenas natural pensar que cualquier problema social puede tener múltiples causas.
En esta era de la relatividad y de la "instantaneidad" (Bauman, 2002), el esfuerzo que implica estudiar, aprender, interpretar, analizar, crear... resulta poco atrayente. La mayoría de las personas quieren todo "en el acto". Se busca la satisfacción inmediata, que por lo mismo pasa demasiado rápido y entonces se vive en una búsqueda permanente, pero desordenada y siempre inconclusa, de la satisfacción lo que en últimas lleva al "agotamiento y la desaparición inmediata del interés" (Bauman, 2002). Es uno de los aspectos propios de la modernidad líquida en que vivimos.
Cabe señalar también que en medio de este caos hay un buen número de intelectuales, que aún teniendo mucha información y habiendo desarrollado su pensamiento por encima del promedio, lo hacen dentro de unos cánones previamente establecidos. No es fácil salirse de esa caja y en últimas son pocos los que realmente lo logran y pueden entonces encontrar nuevas respuestas a preguntas incómodas y a otras de vital importancia para la humanidad.
¿Son los colegios y las universidades un desierto donde los jóvenes vegetan? De nuevo, no es bueno generalizar, pero ante el deseo de la inmediatez que se sacia con suma facilidad, la escuela y el conocimiento que allí puede adquirirse resultan hoy de poco valor. Aparentemente ya no hay nada por descubrir, nada nuevo que inventar. Vivimos en una falacia y no nos hemos percatado de ello (o no queremos darnos cuenta).
En las universidades privadas y a veces hasta en las públicas, el estudiante es tratado como "el cliente" y, según las leyes del mercado, "el cliente siempre tiene la razón". De otra parte, "los jóvenes de hoy en día" (Le Luthier), están acostumbrados a que todo está a "un click de distancia". Por esto, tener que esforzarse mental y físicamente no es algo tan necesario, o al menos así nos lo quieren hacer ver y son muchos los que caen en el engaño. El poder que se le ha dado al conocimiento, ahora no es el mismo que tenía hasta finales del siglo pasado. En este escenario hay otras posibilidades más interesantes que ir a la universidad. ¿Cómo cambiar esta situación?
Estamos llamados a repensar nuestra labor como docentes para transformar la "modernidad líquida" en la que estamos sumergidos y reconstruir el mundo para bien de todos. No es una tarea sencilla, pero sí apremiante e inaplazable.
Jaime Borda V., PhD
@ Blog: La Vida en Siete Colores
*Zygmunt Bauman (2002). Modernidad Líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.
24 de septiembre de 2022
No te quedes quieto.
No basta con tener una meta clara en tu vida, es necesario actuar para alcanzarla. Es más, a veces puedes no tener absoluta certeza sobre lo que quieres (solo una idea vaga); igual es importante actuar buscando ser mejor persona y mejor profesional. Al actuar, en coherencia con tus valores y principios, muy posiblemente encontrarás tu meta, el sentido de tu vida.
Jaime Borda. 24/09/2022.20 de agosto de 2022
La vieja costumbre de: “es que el presupuesto no alcanza”
Es de conocimiento público que el manejo de los dineros públicos es algo complicado, no solo por las múltiples necesidades de cada población y las diversas opciones que puede haber para su ejecutar su gasto de manera justa y equitativa, sino porque, infortunadamente mucha gente no resiste la tentación de usarlos para sus intereses... No quiere decir que siempre sea así, pero...
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En Colombia, como bien lo sabemos, la cultura y el deporte no han ocupado nunca el primer lugar de la agenda política del país y por supuesto tampoco del presupuesto nacional. Hay otros rubros siempre más importantes que, cabe pensar, permiten tergiversar los dineros públicos con mayor facilidad. Es algo que sucede en todas las entidades del estado, y ello incluye muchas alcaldías a lo largo y ancho del territorio nacional. Es solo una suposición, pero sabiendo lo que se sabe, no es algo tan descabellado.
El caso más reciente y más sonado ha sido el de la selección femenina de futbol. Ellas han luchado por llegar hasta donde han llegado con las uñas, pero sin el apoyo que debería darles el gobierno. Claro, y ahora que han hecho brillar el tricolor nacional en diferentes escenarios del mundo, ahora si son importantes. No obstante, no tengo conocimiento de que haya habido un pronunciamiento del gobierno al respecto. Podría uno decir que es que el presidente y sus ministros están muy recién posesionados, pero una noticia de este tipo merecía unas palabras y una acción propositiva inmediata. Pero, creo que seguimos esperando.
Ahora bien, el caso de las aguerridas futbolistas de la selección nacional sub-20 es uno de los pocos casos que salen a la luz y nos permiten saber las injusticias y las arbitrariedades que se cometen a diario contra nuestros deportistas y las personas dedicadas al arte y la cultura en general, a lo largo y ancho del país.
Los grupos de teatro, o los coros
infantiles, juveniles o de adultos de cualquier municipio de Colombia, sea
grande o pequeño si quieren llegar lejos les toca conseguirse un financiamiento
particular para alcanzar sus sueños. Me
refiero específicamente a los grupos “patrocinados” por los municipios o los
departamentos.
Escribo “patrocinados”, así entre comillas, porque ese
patrocinio se limita normalmente a lo mínimo y los alcaldes y secretarios de
cultura creen que con eso ya están haciendo mucho. Y hacen todo lo posible por
envolatar los dineros que podrían ayudar a proyectar mucho más lo poco que se
hace.
Hoy quiero referirme a un caso específico porque me ha
tocado de manera personal y me ha hecho ver con más claridad hasta dónde llega
la pequeñez de las personas que son nombradas en cargos públicos de cierta
importancia. Son personas, imagino yo, metidas en el mundo de la política ya
sea de manera circunstancial o permanente y que ven esos nombramientos como una
oportunidad para ganar poder y enriquecerse ilícitamente con dinero que
deberían ser manejados con absoluta transparencia y destinados a obras y
actividades que contribuyan al desarrollo y al progreso de una región o de un
municipio en particular. Eso es lo que uno desea y espera. Seguramente hay
excepciones a este comportamiento. Eso espero.
En el municipio de Tocancipá existe, desde hace ya varios
años una Escuela de Formación Artística (EFAT) que, sin lugar a dudas, ha
beneficiado a muchos niños, niñas y jóvenes que han encontrado en este espacio,
la oportunidad de explorar y potenciar sus habilidades artísticas. En la
actualidad, según datos de la Secretaría de Cultura, esta Escuela beneficia a
unos 5000 niños, jóvenes y adultos del municipio. Y eso, dicen algunos, ya es
razón suficiente para sacar pecho. La EFAT ya tiene un cierto reconocimiento a
nivel del departamento y quizá a nivel nacional. ¿Pero, me pregunto yo, es esto
realmente suficiente? ¿Puede un alcalde y un secretario de cultura conformarse
con esto? Por supuesto que no.
El caso particular del Coro Infantil es realmente
lamentable. Es un coro de un gran nivel artístico, gracias a la dedicación de
los maestros, de los niños, las niñas y los padres. El municipio se limita a
pagarles a los maestros su salario. ¿Les pagaran bien? No lo sé. Ese dato no lo
tengo. Pero este coro, que canta como los ángeles, tiene un mismo uniforme
desde hace varios años. Los profesores tienen que pedirles a los niños y niñas
que van pasando la edad y toman otros rumbos o quizá el mismo pero en otros
lados, que les dejen los uniformes, para poder dárselos a los nuevos que llegan
cada año. ¿Un municipio como Tocancipá no tiene para renovar el uniforme de su
coro infantil cada año o al menos cada dos años? Eso no puedo creerlo.
Y la cereza del pastel. Hoy, mientras escribo estas líneas,
22 de esos niños que conforman el coro están participando de un taller
internacional de coros infantiles en la Ciudad de Medellín en el que han tenido
la oportunidad única de cantar con otros coros del mismo nivel o incluso
mejores (puede que sí, puede que no) y dirigidos, nada menos y nada más que por
el maestro Kirlianit Cortés (colombiano), el actual Director de los Niños
Cantores de Viena. ¿Cómo llegaron los niños hasta allá? Antes que nada gracias
al tesón de los maestros y de los padres y de algunas personas de buena
voluntad que contribuyeron económicamente a que este sueño fuera posible. ¿Y el
municipio? Bueno, el municipio aportó lo del transporte y lo del alojamiento (pero, solo con el desayuno).
La historia, aparentemente, es de aplaudir. Sin embargo, la
realidad tras bambalinas es otra. Al secretario de cultura del municipio se le
anunció con cuatro meses de antelación sobre este evento y dijo que, claro, que
él lo apoyaría. ¿Y qué pasó? Pues ocho días antes de viajar dijo que ¡no había
presupuesto! ¡Lo dijo ocho días antes del viaje! Se necesita mucho coraje para
jugar así con los sueños de unos niños.
Unas madres presionaron y tras pocas horas dijeron que los
niños podrían viajar desde el miércoles 17 de agosto por la noche, cuando el
acuerdo inicial era que viajarían ese día, pero temprano en la mañana para
poder llegar en la noche del miércoles a Medellín y estar listos para empezar
su taller el jueves temprano en la mañana. Ahí, la protesta fue ya de todos los
padres y, “misteriosamente”, apareció el dinero para que pudieran viajar el
miércoles en la mañana y tener la noche del miércoles en el hotel (también
pagada por el municipio). Bastante extraño, ¿no?
De todas maneras, a los padres, la mayoría de bajos
recursos, nos tocó recolectar más dinero para el resto de comidas, incluyendo
las del miércoles y las de este domingo 21 de agosto, cuando tuvieron que devolverse de
noche, tras un día intenso, ya que juste este domingo (ayer) tuvieron su fantástica presentación en el Teatro
Universidad de Medellín, junto con los demás coros que están participando
en este taller. Después de tres intensos días de preparación y de ensayos desde
las 8 am hasta las 6 o incluso hasta más tarde, ayer domingo se presentaron, con
el mismo uniforme que tienen desde hace años, uniforme que a algunos les queda
un poco grande y a varias niñas ya un poco estrecho. Pero sus voces, junto a
las de los demás coros, hicieron vibrar de emoción a todos los asistentes.
Luego, ellos y ellas, junto con los maestros y tres madres
acompañantes, tras esa presentación tuvieron que salir directo al hotel, coger sus maletas, ir a disfrutar una cena bien merecida y subirse al
bus sin poder celebrar, como es debido, la hazaña y la experiencia
inolvidable de estos días, para regresar a sus hogares (porque el presupuesto
no alcanzó para pagar la noche del domingo) donde sus padres los esperamos con los brazos abiertos y henchidos de orgullo.
¿Y cuando lleguen, será que el alcalde hará publicidad
política? Amanecerá y veremos.
31 de julio de 2022
Algunas claves para consolidar la anhelada paz
Cada tanto me hago algunas preguntas como estas: ¿Sí tenemos ya algunas carreteras de 4a generación, por qué sigue siendo tan difícil que los campesinos tengan unas mejores condiciones de vida? ¿Si hemos logrado destacar en campos como la ingeniería o la medicina, por qué resulta tan complicado crear una sociedad con más y mejores oportunidades para todos? ¿por qué es tan difícil vivir en paz en Colombia? Estoy seguro que no soy el único que se hace este tipo de cuestionamientos.
Ahora, no creo exagerar si digo que, al menos el 90% de los colombianos deseamos vivir en paz. Esta es una quimera compartida por un número significativo de connacionales, no tengo la menor duda. ¿Pero, por qué no lo logramos? ¿Será que este gran sueño depende solo de la voluntad de unos pocos, como el gobierno, las guerrillas, los paramilitares? ¿Qué tanto depende de la voluntad colectiva, es decir de nuestra voluntad, la de los ciudadanos de a pie?
Muchas preguntas, ¿pocas respuestas?
23 de junio de 2022
Entre una visión apocalíptica y una esperanza solidaria
Finalmente han pasado las elecciones en Colombia y el país tiene un nuevo presidente que empezará a ejercer sus funciones a partir del próximo 7 de agosto. El pueblo colombiano se ha pronunciado en las urnas y ha decidido darle la oportunidad de gobernar el país al izquierdista Gustavo Petro Urrego y a la líder social, afrodescendiente, Francia Márquez Mina. Un hito histórico para nuestro país.
La corta diferencia de casi 750.000 votos entre Gustavo Petro, del llamado "Pacto Histórico" y el outsider Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, ha dejado como resultado un ganador y también un país claramente dividido. Ya lo estábamos, pero las votaciones del pasado domingo 19 de junio lo han dejado aún más en evidencia: por el ingeniero de Piedecuesta Rodolfo Hernández votaron 10.580.399 personas, mientras que por el ex-senador y líder de izquierda Gustavo Petro, oriundo -al parecer- de Ciénaga de Oro (Córdoba) votaron 11.281.002 colombianos y colombianas. Contrario a lo que este segundo candidato y su fórmula vicepresidencial dijeron, no hubo fraude electoral, o al menos eso parece hasta el momento. Muchos "rodolfistas" tienen sus dudas al respecto. Esperemos que se disipen en el corto plazo, para bien de todos.
Intuyo, aunque sin pruebas fehacientes, que un porcentaje significativo de los que votaron por Hernández lo hicieron más como un rechazo a Petro y a Francia Márquez y al PH que por que estuviesen convencidos de que el ingeniero era la mejor opción para Colombia. Esto significa que hay más de 10 millones de almas inconformes y que cargan hoy con un gran miedo por lo que pueda pasar en el futuro cercano; entre esas almas me encuentro yo. Hay temor a un desplome sustancial en la economía nacional, a que los paramilitares y -quizá- las guerrillas recrudezcan sus ataques, a la persecución política contra los que pensemos diferente, a que Petro se quede en el poder indefinidamente, a que el "vivir sabroso" sea apenas una ilusión que se esfumará en poco tiempo. En fin, hay un sinnúmero de miedos que algunos tenemos aún a flor de piel, ante la perspectiva de un futuro demasiado incierto.
El discurso de Gustavo Petro, después de unas emocionantes palabras de agradecimiento por parte de Francia Márquez, dejó en el ambiente una sensación de esperanza, al menos eso me pasó a mi y a todos en mi casa. Ahora bien, estoy seguro que muchos no lo ven así, pero, desde mi perspectiva, Petro en sus palabras dibujó de manera elocuente el país que la mayoría de colombianos y colombianas soñamos. Como él mismo lo expresó: "las elecciones, más o menos, mostraron dos Colombias (...) nosotros queremos que Colombia en medio de su diversidad sea una Colombia, no dos Colombias, y para que sea una Colombia necesitamos del amor... Entendida la política del amor como una política del entendimiento, como una política del diálogo, como una política de comprendernos los unos a los otros". Como diría Pablo Bohórquez, éstas son "palabras mayores". No cabe duda que ha sido un gran discurso, de los mejores que he escuchado en mucho tiempo. ¿Pero cómo hacerlo realidad?
Más allá de si estas sentidas palabras han salido de lo profundo de su corazón o no, y si son fruto de un sueño sincero o no, me pregunto: ¿seremos capaces de hacer realidad estas palabras? ¿seremos capaces, entre todos y todas, de hacer de Colombia una Potencia Mundial de la Vida? Por ahora, no parece una tarea fácil. Hay muchas heridas, unas viejas y otras más nuevas. Hemos vivido por muchos años en medio de la pobreza, la desigualdad, las injusticias, la violencia; de hecho, son muchos y muchas los que han muerto injustamente a causa de sus ideas. A esta triste realidad, se suma todo el odio que se exacerbó a lo largo de la campaña presidencial, gracias en buena medida a las mentiras, los engaños y los insultos que se dieron, de un lado y otro, entre los miembros o los simpatizantes de ambas bandos. Hay que reconocerlo, éramos dos bandos, dos Colombias opuestas, y lo seguimos siendo.
Aunque hasta cierto punto los ánimos se han calmado y hay menos revuelo en las redes sociales y, seguramente, menos discusiones familiares, se siguen viendo y escuchando expresiones de odio, de rabia, de tristeza o, también, de una infundada superioridad. Algunos ganadores se están creyendo "los buenos de la historia", con una grandeza sin piso, fruto de su ego y de su ceguera. Y del otro lado, están los más pesimistas, que siguen echando leña al fuego, que empezaron desde ya a vaticinar un futuro demasiado oscuro para nuestro país.
Personalmente creo que resulta muy precipitado hacer pronósticos claros (sean pesimistas u optimistas) sobre lo que nos espera a partir del próximo 7 de agosto, cuando Gustavo Petro Urrego se posesione como nuevo Presidente de Colombia y Francia Márquez como la nueva Vicepresidenta, la primera mujer afrodescendiente, de origen humilde, en ocupar ese cargo. La historia aún está por escribirse. ¿Qué tal si cada uno, sin importar de que bando seamos, hacemos un esfuerzo, y ponemos de nuestra parte por escribir una historia bonita, digna de ser contada, de la que podamos sentirnos orgullosos?
A pesar de todos los miedos y dudas que tengo, prefiero mirar al futuro con alegría. Elijo enfrentar la incertidumbre con optimismo y buscar caminos para hacer realidad la "política del amor", no porque este de moda el tema, ni porque sea la promesa del presidente electo, sino porque creo que realmente es lo mejor para todos. Como lo dijo hace ya varios años, la líder religiosa, de origen italiano, Chiara Lubich, "la política es el amor de los amores", porque su objetivo principal es buscar los mejores caminos para lograr el bien común.
Dicen que las palabras y el pensamiento tienen poder, ¿Cuánto poder no podríamos tener y proyectar si sincronizamos los de todos los Colombianos y las Colombianas de buena voluntad que soñamos con la paz, el progreso eco-sostenible y la justicia social? ¿Lo logras imaginar?
Espero, con todo mi corazón, que este momento no se quede solo en infértil poesía. Ya veremos.
Un abrazo.
12 de junio de 2022
Colombia, entre dos oscuros abismos
En ocho días los colombianos debemos tomar una decisión importante, elegir un nuevo presidente para que lidere los destinos de nuestra nación durante los próximos cuatro años. Sin embargo, como en pocas ocasiones hasta ahora, hay un porcentaje significativo de ciudadanos indecisos que no logran tomar una decisión que realmente los convenza. Entre esos estoy yo.
Personalmente, como lo he dicho en la redes, me siento entre dos
abismos (y no soy el único), no solo porque no me veo representado por ninguno de los dos
candidatos, sino porque, desde mi perspectiva, considero que ninguno de
los dos es realmente una buena opción para tomar las riendas del gobierno y llevar a Colombia
hacia un futuro más esperanzador, en el que predomine la concordia y el desarrollo sostenible con justicia social, como el que la gran mayoría de los habitantes
de este lindo país soñamos.
Quizá no todo es tan amargo para los indecisos. Es bueno ver lo positivo, aún en medio de la tormenta. Reconozco que los resultados
que arrojaron las urnas el pasado 29 de mayo representan un triunfo de la
democracia. Los colombianos dijeron, claramente que quieren un cambio de rumbo,
que los politiqueros de siempre no sigan jugando con nuestros sueños y nuestras
ilusiones. Colombia le dijo a la casta política tradicional: ¡Basta!
Pero, hay que decirlo, lo dicha no duró mucho, lamentablemente. Dados los resultados que se obtuvieron, debemos hacer una segunda vuelta. Eso ha generado que, desde el día siguiente a ese lluvioso domingo, el escenario
político se polarizara aún más de lo que ya estaba. No parecía posible ir más en
picada, pero lo cierto es que los ataques, los insultos, las mentiras y las
noticias falsas, de parte y parte, siguen siendo el pan nuestro de cada día. En
medio de este panorama, para algunos ciudadanos y ciudadanas de clase media
(sobre todo) resulta aún más difícil tomar una decisión con la que ellos y
ellas se puedan sentir bien. Entre ese grupo, como ya lo he dicho, me encuentro yo.
Lanzo aquí unas preguntas, que a mi modo de ver, son válidas: ¿Cuál es
el cambio que queremos? ¿Cuál es el cambio que necesitamos?, ¿Por qué tantos, incluido quien escribe estas líneas,
no confiamos en Gustavo Petro? ¿Y la alternativa de votar por Rodolfo nos
parece una locura? Petro tiene, en términos generales, un buen programa de
gobierno, bien estudiado; sin embargo, en dicho programa del cambio hay algunas propuestas que son demasiado ambiciosas e
incluso irrealizables. Y, por el otro lado, el programa de gobierno del
ingeniero es muy básico, al menos al juicio de varios analistas expertos en
estos temas. Y eso no es lo peor, sino toda la cantidad de incoherencias que ha
dicho en las entrevistas y la clara falta de control emocional que tiene. Es un peligro. Está bien que una
persona sea franca, pero uno quisiera que quien aspira a la presidencia al
menos tenga un poco de cultura y hable con vehemencia, pero con mesura y con lógica.
Rodolfo Hernández no es esa persona. Lo salva su fórmula vicepresidencial que
poco a poco se hace más visible y, hasta donde yo he visto, habla con sensatez
y con un lenguaje claro y honesto, sin palabras grandilocuentes y sin una
emocionalidad desbordada, contrario a lo que ha mostrado Francia Márquez en
muchas ocasiones. Infortunadamente Marelen Castillo es muy poco conocida y
además no tiene ninguna experiencia en el intrincado y descabellado mundo de la política
colombiana. Eso puede ser bueno, hasta cierto punto, pero por otro lado puede
ser un obstáculo para llevar a cabo las propuestas que tiene la llamada Liga Anticorrupción, que tampoco son las mejores para el país.
A pesar de las buenas cosas que veo en su programa de gobierno, sigo desconfiando mucho de Gustavo Petro y su fórmula vicepresidencial Francia Márquez -y de muchos de los que están detrás-, no solo por la posibilidad de que se quede en el poder indefinidamente, sino por lo que él transmite y genera en la mayoría de sus seguidores. El discurso de Gustavo Petro y de Francia Márquez, aunque se ha moderado, está cargado de odio y resentimiento. Estoy seguro que un experto en análisis del discurso lo notaría fácilmente. Y eso ha generado más odio y más resentimiento entre quienes lo siguen, lo que es un caldo de cultivo para desatar una violencia más devastadora de la que hemos conocido hasta ahora, en el corto y mediano plazo.
Cabe subrayar que el peligro de que Petro se quede en el poder,
según varios politólogos y analistas, es realmente muy difícil que se dé, por los diferentes organismos
de control que existen actualmente en Colombia. Además, está el Ejército Nacional, que, con toda seguridad, no dejará que eso pase. No obstante, como dice el dicho, “caras
vemos, corazones no sabemos”. Además, tal como han hecho Uribe y Duque,
podría cooptar los entes de control y hasta el congreso. Casos se
han visto. Pero esto es solo especulación y, como lo he dicho, siendo muy honestos es bastante improbable que suceda.
A pesar de todo y en medio de la más total incertidumbre, hay que tomar una decisión. Queda la posibilidad de votar en
blanco, pero no estoy seguro que eso tenga la repercusión que uno quisiera que
tuviera. No pasa de ser algo simbólico y, a no ser que fuera una votación por
encima de los dos millones de voto, su efecto en el destino inmediato de
nuestro país será prácticamente nulo.
Lo único cierto, por ahora, es que estamos terriblemente divididos, con miedos y
odios enquistados que no nos permiten pensar con claridad. Gane quien gane este
19 de junio lo logrará, muy seguramente, por un muy estrecho margen, como lo ha
señalado el historiador y analista político Juan Carlos Flórez en una reciente
entrevista que le hicieron en Caracol Televisión. Por otro lado, el “ganador” tendrá que
hacer un gran esfuerzo por unir a Colombia, lo que supone empezar, antes que
nada, por calmar el actual huracán de polarización en el que estamos
sumergidos. Bueno, es posible que ese huracán se desborde al otro día de las
elecciones, sobre todo si Petro no gana y en ese caso el problema tendrá que
enfrentarlo Iván Duque y, por lo que ha mostrado hasta ahora, no creo que esté
preparado para gestionar una revuelta de semejante magnitud. Ojalá me equivoque.
Tranquilidad interrumpida. Cuento.
La tranquilidad interrumpida Era el último sábado de marzo, por la tarde, cuando sonó, tímidamente, el timbre de su apartamento...
-
Mi origen, ni siquiera fue el día de mi concepción. Es más lejano, mucho más lejano. Antes de llegar a este mundo, cientos de vidas se cruz...
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Llevo varios días con el alma en vilo, por un motivo que parece lejano y ajeno a mi “cómoda” existencia, pero que me afecta y no lo puedo ev...
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Reflexiones surgidas tras varias lecturas sobre la discapacidad y las diversas formas de entenderla, estudiarla y asumirla. La distinción e...