Mientras más leo y leo me doy cuenta de cuán complejos podemos llegar a ser y sobre todo de cuán compleja hemos ido forjando nuestra propia existencia. A veces tengo la impresión de que la humanidad corre detrás de lo que llama "progreso" o "bienestar", pero en realidad no es eso lo que busca. Busca otra cosa, pero no sabe exactamente qué es.
Hemos llegado a creer que no es posible detener esa máquina del progreso (algo así para muchos incluso suena como una idea absurda). No hay tiempo para detenerse y preguntarnos cada tanto: ¿para dónde vamos? ¿en realidad merece la pena correr esta carrera? Seguro que podríamos ser felices con menos y no sería necesario correr y correr y correr. Un problema es que muchos ya llevan la carrera muy adelantada y siguen hundiendo el acelerador (para crear nuevos y cada vez más complejos aparatos de todo tipo, por ejemplo), pero en su afán de ir adelante arrastran a otros muchos que quizá no quieren, o no queremos ir tan de prisa...
Hoy por hoy es un reto vivir con lentitud . Para no perdernos a nosotros mismos en esta vorágine de posibilidades que el mundo ofrece, es necesario vivir con más lentitud cada momento presente de la vida. Pero no es fácil asumir esta actitud cuando tienes el hábito adquirido de correr y correr y correr... Seguro que vale la pena. A mí, personalmente, me cuesta, pero no por ello debo dejar de intentarlo.
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