En el documental titulado "Amén, Francisco responde", hacia el final de la particular entrevista, el Papa Francisco subraya con vehemencia: "La fraternidad no es negociable". Hay otros aspectos de las relaciones humanas que quizá pueden ser "negociables", pero la fraternidad no. Saber amarnos como hermanos es el camino más sencillo para lograr la paz y la armonía en este mundo. Sencillo, pero complejo.
En realidad, debo aclarar que no es una entrevista, es ante todo un diálogo abierto entre el Papa y diez jóvenes de distintas procedencias y creencias, en su mayoría alejados de la religión. Estos jóvenes vienen de lugares tan distintos, pero a la vez tan semejantes, como España, Argentina, Colombia, Perú, Senegal y Estados Unidos. Todos ellos hablan español, una "coincidencia" que pocos medios han resaltado. El Papa quiso escuchar y hablar en su idioma natal. Al parecer fue una idea de los productores de este filme, único en su estilo; en cualquier caso, resulta impactante escuchar al Papa y a los jóvenes expresarse con tranquilidad y total sinceridad en este amoroso idioma que hablan algo más de 490 millones de personas en el mundo.
Este bello e impactante documental acaba apenas de salir al aire y ya ha inundado la prensa, en todo el planeta. Todos los comentarios que he leído hasta ahora, aunque provienen de los más distintos flancos ideológicos, son positivos. Eso ratifica la amplitud de este papado que ha sabido ir, como ningún otro, a las periferias, y ha abierto con coraje las puertas de la iglesia para acoger todos los dolores de la humanidad. No es que antes no se hiciera, no; pero es que gracias a Francisco, ya no solo son los curas y las monjas "de barrio" los que van al encuentro de los marginados, sino que ahora también lo hace la alta jerarquía, en cabeza justo del máximo líder de la institución. No es un detalle menor.
En este diálogo el Papa Francisco escucha, sí, ante todo escucha con amor, y responde con sabiduría y ecuanimidad a varias preguntas, algunas "difíciles" que estos jóvenes le plantean: ¿Tiene nómina?; ¿Tiene móvil (celular)?; ¿Qué piensa del aborto?; ¿Ha hablado alguna vez con un religioso condenado por abuso?; ¿Se imagina a una mujer en el puesto que ocupa usted?; ¿Qué piensa de la pornografía?; ¿Qué es el amor para la Iglesia?
Esta última pregunta no solo la respondió con sabias y sentidas palabras, sino que, me atrevo a decir la respondió activa y ejemplarmente a lo largo de toda la película-documental, que por cierto no alcanza a durar hora y media. Su actitud fue de apertura, de acogida ante las inquietudes, los dolores y las opiniones honestas y sin tapujos de estos jóvenes.
Y, como ya lo dije, hacia el final, poco antes de despedirse, justo con la pregunta sobre "¿qué es el amor para la Iglesia? manifiesta con absoluta convicción que "la fraternidad no es negociable". Yo agrego, reconociendo mis enormes limitaciones, que la fraternidad es el camino más sano e inteligente que podemos y debemos seguir para resolver los grandes problemas de la humanidad.
Este es un documental que bien vale la pena verse más de una vez. Ojalá lo transmiten por otras plataformas digitales para que muchas personas lo vean, y se sientan, de alguna manera escuchadas, y queden tocadas por el particular amor de este pontífice que el Espíritu Santo ha querido traer a la Iglesia Católica en estos tiempos tan convulsos.
A mí particularmente, como católico, me interpela y me llama a ser más coherente con la fe que profeso y, de manera especial, a seguir luchando por que la fraternidad sea la norma de las normas. Creo en la fraternidad como camino, como guía, como fuente de paz y de armonía, como forma de vida para entablar relaciones con cualquier persona que se me (nos) cruce, incluso con aquellas que no me agradan.
¡Gracias Papa Francisco!
Jaime Borda V.
Domingo de Pascua, 9 abril de 2023.