En época de cambios,
mejor dejar el pesimismo
y optar por la sonrisa,
por la sinceridad amable, pero diáfana
por las rosas y las uvas,
por el agua cristalina.
Revivir la esperanza,
la alegría y el optimismo
aunque a veces sea gris el panorama
con la certeza que siempre,
tarde o temprano,
la luz vuelve a brillar.
La vida vale la pena ser vivida
aunque sea impredecible
aunque a veces broten espinas por doquier.
A veces parece empinada la existencia,
pesada la carga que llevamos,
seco y árido el camino,
pero la cima nos aguarda,
y también nos esperan con regocijo
el árbol, la sombra, el trigo y las cerezas.
El dolor ha sido siempre semilla,
la alegría serena, su flor eterna.
El camino puede que no sea llano,
pero está abierto para seguir andando.
Vamos juntos, sin miedos, sin reservas,
el mundo nos espera y nos necesita.
Por todo esto, hoy, solo quiero sonreír.
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