Estamos perdidos,
nos han robado la racionalidad,
y el pensamiento,
la capacidad de preguntar y de dudar.
Creemos todas las mentiras,
nos seducen el dinero, las viandas y el poder;
nos embriagamos con pasajeras ilusiones.
El brillo del mundo es una falacia,
pero su luz enceguece, adormece y
casi aniquila las conexiones neuronales.
Los caudillos endulzan los oídos
del pueblo adormecido.
Las promesas vanas se abren paso
entre el fango de la ignorancia;
y obnubiladas por ellas
las gentes aplauden felices a sus farsantes,
esos mismos que hoy les dan un plato
para quedarse mañana con toda la cosecha.
El fatuo poder que da una cierta posición,
encandila aún a los más titulados.
Y el dinero fácil que el poderoso ofrece,
entorpece todavía más al ignorante.
De nada sirve una democracia
enjaulada entre mentiras y
maquiavélicas complejidades.
¿Lograremos un día al monstruo vencer?
¿Cómo haremos para que la vela se vuelva faro?
¿Cómo despertaremos las consciencias dormidas?
¿Cómo instalaremos el reinado de la moral y la ética?
¿Y el reinado del Amor?
Esta patria necesita de otro pueblo.
Por: Jaime Borda V. (Dono)
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