Nueva versión
Para
el río ya no hay tiempo
Ni
para la flor,
Ni
para la pradera inmensa,
Ni
para el corcel, ni para el delfín
Ni
siquiera para la oruga,
Ella
también siente la destrucción cotidiana
Y
aunque llegue a volar,
Ni
el aire que la elevará,
ni
la hoja que la sostendrá,
son
lo que solían ser.
Para
la naturaleza entera no hay tiempo,
El
reloj angustiado,
hacia
el punto cero, marca los segundos.
Podríamos
salvarla, aquí y ahora,
Pero
más fácil es seguir caminando
En
la misma absurda dirección,
Que
afrontar la avasalladora realidad.
¿Acaso
son mentira las sequias, las lluvias torrenciales?
El
reloj sigue su marcha, con un grito ahogado,
Pero
constante,
cada
hora, cada minuto, cada segundo.
La
madre tierra, la pacha mama,
lo
sabe, lo siente, lo sufre y llora.
A
los hombres se nos acaba el tiempo,
A
ti y a mí, se nos acaba el tiempo;
lo
sabemos, pero no lo asumimos.
Agua,
aire, todos los verdes,
El
suelo fértil, el que aún queda,
Bosques,
desiertos, ríos, mares,
Selva,
llano, y páramo.
No
saben, o quizá sí,
Y
lo sienten, seguro que sí;
Nos
están gritando que el tiempo se agota.
Tú y yo lo sabemos, ¿y?
28/agosto/2023