He pensado muchas veces si escribir o no esta historia, pero finalmente he decidido no pensar más y hacer un poco lo que el corazón me dicta y por eso ahora estoy aquí, abriendo esta ventana para compartir esta y otras muchas historias con mis amigos, con mi familia y con esos otros que puedan acercarse a este punto adimensional por la razón que sea.
Empecemos...
Aún se me hace un nudo en la garganta cuando lo recuerdo, pero igual quiero contarlo.
- ¿Creéis que esto es para burlarse? ¿Realmente lo creéis?
- Ella ni siquiera se ha dado cuenta de vuestra burla y os sigue sonriendo.
- Es verdad que ella tiene síndrome de down, pero justamente por eso necesita más amor que otros. Es un ser para amar, no para burlarse.
- No crean que es fácil muchachos, no lo es, ni para ella, ni para nosotros sus padres. Espero que la próxima vez piensen muy bien antes de burlarse de una persona así...
Quizá les dije otras cosas más sin mucha coherencia. Los chicos quedaron algo asustados y sin saber muy bien qué responder... Yo hubiera querido decir muchas cosas más, pero la ira del momento no me dejó pensar con calma.
Al llegar a casa y recapitular los hechos, pensé que efectivamente había algo que decir. Mi hija ni siquiera se dió por enterada de la afrenta. Ella siguió sonriendo y buscándoles el juego... Sí, hay algo que decir y quiero hacerlo aquí: "Ellos y yo necesitamos aprender a ser como A. I., dejar pasar de largo las ofensas, perdonar si es el caso y volver a sonreir; así como ella: nada la afectó, hizo caso omiso de la burla y siguió sonriendo. Inocencia pura; así la vida sería mucho más sencilla".
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Hermoso relato Jaime, y aunque antes de leer esta historia leí la aclaración pertinente, creo que el mensaje queda claro sin la aclaración.
ResponderEliminarSí, A.I. es un ángel que vino a enseñarles -y enseñarnos- mucho, mucho, mucho.
Algo que también me parece hermoso de tu historia, incluyendo la aclaración pertinente, es que muestra tu condición humana, con los sentimientos encontrados que uno tiene, así como la capacidad de reflexión, que es finalmente lo que nos hace aprender. Como decía Thomas Kempis en La Imitación de Cristo "la santidad no consiste en no caer, sino al caer levantarse".
Gracias por compartir esos hermosos milagros diarios que dan sentido a la vida.
Karen Lange
Un abrazo Jaime y gracias por tu compartir. Nos vemos
ResponderEliminarMariana
Jaime que lindo el mensaje no sabes como me caída de bien leer esto, cuánto bien haces compartiendo algo de tu alma. Gracias infinitas!
ResponderEliminarMe gustaría saber quién es éste último anónimo... Seguro que te conozco, ¿o no?
ResponderEliminarComo a crecido!!! un cariño especial para A.I.
ResponderEliminarGracias por compartir, un fuerte abrazo para Uds.
Gracias Jaime por esta leccion de vida que nos dio A.I.
ResponderEliminarLa puedo poner en comun con los popos de mi focolar?
un abrazo enorme y gracias por compartirla con nosotros
German Vangel
Jaime, aunque no te conozco, he leído tu historia.
ResponderEliminarDecirte que cosas como estas te seguirán pasando... Lo importante es el convencimiento de que las burlas no son nada al lado de lo grande que es tu hija!! Piensa también que a valorar la diferencia, se aprende. Y los chicos de los que hablas algún día lo aprenderán. Puede que tu y tú hija les dieráis la primera lección!
Querido "Anónimo",
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras. Han pasado ya casi 10 meses desde que viví esta experiencia y, créeme, en este tiempo he aprendido otras muchas lecciones, pues mi hija ha sido toda una escuela para mí. Parafraseando a Emily Perl Kingsley, puedo decir, con absoluta convicción, que estoy feliz de haber llegado a Holanda! (Espero poder escribir pronto justo sobre esto).
Me alegro de todos tus aprendizajes. Y tienes razón... Holanda nada tiene que envidiar a Italia!
ResponderEliminarQuerido "Anónimo",
ResponderEliminarPara empezar me gustaría saber tu nombre y para continuar, debo decir que, no obstante todo lo aprendido, sé que aún me queda mucho por aprender, por vivir, por gozar y por sufrir. Seguramente habrá días o momentos en los que estar en Holanda no sea lo mejor, pero eso no importa. Por ahora, tenemos el presente y debo vivirlo como viene, con la certeza de que mi hija es un regalo... un regalo del cielo.