- Sabes, me pregunto: ¿dónde esta la paz? ¿dónde está mi paz? ¿dónde están mis sueños?
- Pero ¿por qué dices eso? Antonio...
- Quiero estar en paz para dar paz, pero dentro hay siempre un deseo escondido de estar en otro sitio, como si quisiera permanecer anclado en el pasado. ¿Y para qué? Parece que yo era mejor en otro tiempo, ahora me descubro diferente, sin el mismo espíritu, con menos sabiduría que antes. ¿Me comprendes?
- Sabes, te entiendo. Sí te entiendo porque a veces me pasa igual, pero eso no es posible. Es más, sería absurdo. ¿No crees? Deja de pensar en el pasado amigo mío. Toma el presente, por favor, te lo he dicho muchas veces. Toma el presente, y sea como sea, quiérelo, ámalo, sonríele a la vida. Ama tus circunstancias, acéptalas y, al menos por ahora, no intentes cambiarlas. Primero tienes que dar el paso de aceptarlas y amarlas, amar a los tuyos y a los que te rodean tal como son, tal como son. Acuérdate, sonríe, aunque por dentro tengas ganas de llorar o de escapar.
- Gracias amigo, te prometo que lo voy a intentar.
Y así se fue, sin decir nada más, con esa paz que tanto lo caracteriza, esa paz que Antonio sigue buscando, sin poder encontrar.
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