9 de marzo de 2014
A las mujeres en su día
Dedicado muy especilmente a esa mujer maravillosa con la que tengo la fortuna de caminar y de soñar desde hace algo más de diez años...
Eres más de lo que te imaginas
Mujer,
¿Sabes acaso todo lo que tu nombre representa?
¿Sabes acaso lo que tu sola presencia significa?
No es sólo tu belleza,
no son solo tus ojos,
ni siquiera tu sonrisa desprevenida…
Es tu encanto femenino,
es toda tu esencia la que da sentido
a cada instante, a cada sueño,
a cada empresa por pequeña que esta sea.
No olvides esa esencia,
No olvides lo que vale tu sonrisa,
No olvides que tu aparente fragilidad
es también tu fuerza.
No olvides que llevas en ti
el tesoro más preciado: la vida.
Y por eso en tu corazón guardas
una capacidad única de amar,
que es sólo tuya.
Un amor que es capaz de transformar el mundo,
de devolvernos la esperanza.
J.B.V.
(9 de marzo de 2014)
8 de marzo de 2014
Un vestido azul... para pensar
La historia del Vestido Azul
“En un barrio pobre de una ciudad distante, vivía una niñita.
Ella iba a la escuela local. Su familia no se preocupaba mucho de ella, razón por la que casi siempre andaba sucia. Sus ropas eran muy viejas y maltrechas.
La maestra estaba triste con la situación de la niña.
‘¿Cómo puede ser que una niñita tan bonita venga a la escuela tan mal arreglada?’
Separó un poco de dinero de su sueldo y, aunque con dificultad, resolvió comprarle un vestido nuevo. La niña estaba linda con ese vestido azul.
Cuando la madre vio a su hija con aquel lindo vestido azul, sintió que era lamentable que su hija, vistiendo aquel traje nuevo, fuese tan sucia para la escuela. Por eso, comenzó a bañarla todos los días, peinarle sus cabellos, cortar sus uñas.
Cuando terminó la semana, el padre dijo: ‘querida, ¿no encuentras vergonzoso que nuestra hija, siendo tan bonita y bien arreglada, viva en un lugar como éste, cayéndose de a poco? ¿Qué te parece si arreglamos la casa? En las horas libres, yo voy a pintar las paredes, arreglar la cerca y plantar un jardín’.
En poco tiempo, la casa se destacaba en la pequeña villa debido a la belleza de las flores que inundaban el jardín, y el cuidado en todos los detalles. A los vecinos les dio vergüenza el vivir en casas tan feas y decidieron también arreglar las suyas, plantar flores, usar pintura y creatividad.
En poco tiempo, todo el barrio estaba transformado.
Una persona, que acompañaba los esfuerzos y las luchas de aquella gente, pensó que ellos bien se merecían una ayuda de las autoridades. Fue al municipio para exponer sus ideas y salió de allí con autorización para formar una comisión para estudiar las mejorías que serían necesarias para el barrio.
La calle de barro y lodo fue substituida por asfalto y las veredas de piedra. El alcantarillado fue canalizado y el barrio recibió aires de ciudadanía.
Y todo comenzó con un vestido azul...
No era la intención de aquella maestra arreglar toda la calle, ni crear un organismo que socorriese al barrio. Ella hizo lo que podía, contribuyó con su parte. Hizo el primer movimiento que terminó haciendo que otras personas se motivasen para luchar por mejoras.
¿Será que cada un/a de nosotros/as está haciendo su parte en el lugar en que vive?
¿Acaso somos de aquellos/as que solamente señalamos los hoyos de la calle, los/as niños/as sueltos/as sin escuela y la violencia del tránsito?
Recordemos que es difícil cambiar el estado total de las cosas. Que es difícil limpiar toda la calle, pero es fácil barrer nuestras veredas.
Es difícil reconstruir un planeta, pero es posible dar un vestido azul.
Autor desconocido
“En un barrio pobre de una ciudad distante, vivía una niñita.
Ella iba a la escuela local. Su familia no se preocupaba mucho de ella, razón por la que casi siempre andaba sucia. Sus ropas eran muy viejas y maltrechas.
La maestra estaba triste con la situación de la niña.
‘¿Cómo puede ser que una niñita tan bonita venga a la escuela tan mal arreglada?’
Separó un poco de dinero de su sueldo y, aunque con dificultad, resolvió comprarle un vestido nuevo. La niña estaba linda con ese vestido azul.
Cuando la madre vio a su hija con aquel lindo vestido azul, sintió que era lamentable que su hija, vistiendo aquel traje nuevo, fuese tan sucia para la escuela. Por eso, comenzó a bañarla todos los días, peinarle sus cabellos, cortar sus uñas.
Cuando terminó la semana, el padre dijo: ‘querida, ¿no encuentras vergonzoso que nuestra hija, siendo tan bonita y bien arreglada, viva en un lugar como éste, cayéndose de a poco? ¿Qué te parece si arreglamos la casa? En las horas libres, yo voy a pintar las paredes, arreglar la cerca y plantar un jardín’.
En poco tiempo, la casa se destacaba en la pequeña villa debido a la belleza de las flores que inundaban el jardín, y el cuidado en todos los detalles. A los vecinos les dio vergüenza el vivir en casas tan feas y decidieron también arreglar las suyas, plantar flores, usar pintura y creatividad.
En poco tiempo, todo el barrio estaba transformado.
Una persona, que acompañaba los esfuerzos y las luchas de aquella gente, pensó que ellos bien se merecían una ayuda de las autoridades. Fue al municipio para exponer sus ideas y salió de allí con autorización para formar una comisión para estudiar las mejorías que serían necesarias para el barrio.
La calle de barro y lodo fue substituida por asfalto y las veredas de piedra. El alcantarillado fue canalizado y el barrio recibió aires de ciudadanía.
Y todo comenzó con un vestido azul...
No era la intención de aquella maestra arreglar toda la calle, ni crear un organismo que socorriese al barrio. Ella hizo lo que podía, contribuyó con su parte. Hizo el primer movimiento que terminó haciendo que otras personas se motivasen para luchar por mejoras.
¿Será que cada un/a de nosotros/as está haciendo su parte en el lugar en que vive?
¿Acaso somos de aquellos/as que solamente señalamos los hoyos de la calle, los/as niños/as sueltos/as sin escuela y la violencia del tránsito?
Recordemos que es difícil cambiar el estado total de las cosas. Que es difícil limpiar toda la calle, pero es fácil barrer nuestras veredas.
Es difícil reconstruir un planeta, pero es posible dar un vestido azul.
Autor desconocido
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