6 de abril de 2025

El país político, ¿sin remedio?

El gobierno de Gustavo Petro ha intentado, infructuosamente, presentar varias reformas (en especial la laboral y la de salud) que han sido desestimadas por el Congreso sin apenas dar un debate serio sobre las mismas.

Sobre estos hechos hay, básicamente dos posturas contrapuestas. En palabras muy simples, para quienes se clasifican de derecha, las reformas, como están planteadas, significan un retroceso o, al menos, no benefician a los ciudadanos como el gobierno promete y archivarlas, según ellos, es la mejor alternativa posible. Y para quienes se consideran de izquierdas, estos hechos -el "bloqueo" a las reformas-, son una afrenta no solo al primer gobierno progresista de Colombia, sino ante todo una afrenta al pueblo mismo. 

Infortunadamente las dos posturas carecen de argumentos. Quienes defienden una u otra acción lo hacen desde una perspectiva puramente ideológica y más llevados por las emociones que por la razón. Al menos en lo que he visto no hay argumentos contundentes, ni de un lado, ni del otro. ¿Entre todos los ciudadanos que opinan, qué tanto han leído las reformas a fondo? Mmm 

¿Quién tiene la razón? En principio uno podría decir que alguna de las posturas debe estar incorrecta. Sin embargo, eso no es tan sencillo de discernir. 

Desde mi perspectiva la reforma laboral tiene aspectos positivos y otros negativos que perfectamente se pueden discutir. ¿Por qué hundirla sin dar espacio a una discusión artículo por artículo? No todo lo que se propone es bueno, pero tampoco todo es malo. La reforma es necesaria y debe buscar el bienestar de los trabajadores, pero también unas condiciones óptimas que les permitan a las empresas obtener ganancias y generar más empleo. Buscar un justo equilibrio y disminuir la brecha entre ricos y pobres, que en Colombia sigue siendo escandalosa. 

En cuanto a la reforma a la salud, ésta no da espera. La situación es crítica. Infortunadamente priman los intereses políticos y económicos sobre la salud de los colombianos. Esto es inadmisible, pero es la cruda realidad. La corrupción en las EPS es un problema que viene prácticamente desde su creación misma y, al parecer, solo en este gobierno se ha intentado poner freno a tal despropósito. Sin embargo, ¿lo está haciendo de la manera apropiada? El león estaba medio dormido y ahora que lo están agazapando, ruge con fuerza y no se quiere dar por vencido. A los dueños de las EPS se les acabó la juerga. Pero, ¿de verdad el gobierno no puede hacer nada para estabilizar el sistema? Es verdad que hay que atacar la corrupción y más en algo tan delicado como el tema de la salud, pero es necesario dar soluciones efectivas y en eso el gobierno ha fallado estrepitosamente. Es cierto que está luchando contra el león enfurecido de la oligarquía Colombiana, pero no puede ser que deje morir al pueblo que dice defender, sin plantear soluciones y mejorar el sistema. Antes de acabar con lo que funcionaba medianamente bien, debería proponer un sistema que funcionara mejor que el anterior. Aunque nadie niega la corrupción que hay al interior de esas entidades, tampoco podemos negar que hasta el 2022 el sistema respondía, mal que bien, a las necesidades de sus usuarios. Había cosas por mejorar, por supuesto que sí, pero la situación hoy es realmente crítica. Conseguir los medicamentos es todo un calvario, mucho más que antes. Y en medio del caos no se ven soluciones. Todo se reduce a echarle la culpa al otro... Unos hablan mal de los oligarcas y los otros del gobierno. Y mientras tanto, la gente se está muriendo. Literalmente. 

Señores, ¡necesitamos soluciones! y las necesitamos ya. 







  



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