22 de septiembre de 2015

El sinsentido del progreso irracional (La Montaña del Alma II)

La frase de Xingjian sobre la que quiero detenerme hoy, es esta:

“El hombre, si es inteligente, por supuesto, es capaz de inventarlo todo, desde las calumnias hasta los bebés probetas, pero al mismo tiempo extermina a diario dos o tres especies en el mundo. Este es el gran autoengaño de los hombres” (p. 74)

No creo exagerar si digo que estas palabras dan justo en la llaga de quienes, llevados en muchos casos por el egoísmo, han sobrepuesto una y otra vez el interés personal por encima del interés colectivo; además el autor lo hace con una leve ironía que logra ir al fondo del asunto: ¿cuál es el verdadero sentido de tantos avances científicos y tecnológicos?, ¿realmente hemos hecho lo que había que hacer para vivir mejor?, ¿realmente podemos decir que hemos sido inteligentes?

No podemos negar los muchos beneficios de la tecnología, e incluso –al menos hasta cierto punto- de la producción industrial a gran escala. Pero no podemos ya tapar el sol (o sería mejor decir la oscuridad) con una mano. El progreso, el continuo deseo de “mejorar”, y sobre todo la ambición de unos pocos ha terminado por ir destruyendo el planeta tierra; pero eso no es todo, la destrucción paulatina de los recursos naturales no es el único cáncer que nos aqueja, la codicia de algunos es de tal magnitud que hay pueblos enteros que viven en condiciones realmente lamentables, bajo el poder de alguna tiranía absurda. Basta pensar por ejemplo en Siria, en Irak, en tantos pueblos de África y también en Venezuela, por citar sólo algunos ejemplos.       

“El hombre, si es inteligente, por supuesto, es capaz de inventarlo todo, desde las calumnias hasta los bebés probetas”… Desde las calumnias. Que idea tan estupenda. Me ha hecho reír de verdad. Sin duda nuestra inteligencia ha sido útil no sólo para los avances científicos, también lo ha sido y lo es para mentir, para engañar, para tapar cosas atroces, para justificar que la riqueza es un derecho de unos pocos… El hombre es un ser complejo, capaz de actos llenos de bondad, de solidaridad, de fraternidad, y al mismo también capaz de levantar calumnias, de robar, de buscar el propio beneficio, de no importarle las consecuencias de sus actos. Y no necesariamente se dan las dos caras en personas distintas, con frecuencia puede uno encontrarse con individuos que actúan de ambas formas, según las circunstancias… El hombre no siempre logra ser coherente con sus principios y, como dice Xingjian, es capaz incluso de auto-engañarse. De hecho, la humanidad ha caminado durante largo tiempo ya bajo el espejismo de ese auto-engaño, creyendo que el mundo puede durar para siempre, que el planeta tierra no nos va a pasar factura, se la pasará a otros sin duda (de hecho ya lo ha hecho), pero no a nosotros, quien quiera que ese “nosotros” pueda ser. En últimas lo que importa, para muchos, es progresar, sin importar los costos ni las consecuencias de ese progreso desenfrenado y a veces irracional.       

Y “hasta los bebés probetas”… Es una idea que no puede pasarse por alto. Seguro que no la escribió sólo porque sí o por dar un ejemplo cualquiera. Bebés probetas. El hombre quiere ser dueño de la vida, quiere equipararse al Creador de todas las cosas. Quiere ser siempre más, y convencerse de que no necesita de un Dios, ni de explicaciones sobrenaturales para gobernar él mismo el mundo. Pero más allá de las creencias, los bebés probetas son uno de esos descubrimientos o ¿debería decir inventos? que dejan un profundo interrogante sobre la ética de la ciencia y sus alcances. Somos capaces de inventarlo todo, sin duda, pero no siempre pensamos si eso que queremos inventar es realmente necesario, es realmente positivo para el desarrollo, y más que para el desarrollo, para el bienestar común. Quizá la capacidad de inventarlo todo, en el fondo, no es tan buena, al menos no cuando se usa de una manera poco responsable.   
  

Así que nos quedan dos grandes preguntas: ¿realmente hemos sido inteligentes?, ¿cuándo seremos capaces de detenernos, desacelerar el progreso, bajar el ritmo desenfrenado de nuestros días  y tomarnos tiempo para vivir la vida, para ser de verdad felices y procurar la felicidad de otros? 

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