2 de octubre de 2025

El valor de la libertad


¿Somos libres en realidad? Seamos honestos. No lo somos o bien porque vivimos prisioneros de nuestros propios pensamientos, sueños, deseos, hábitos y costumbres, o bien porque, sin darnos cuenta nos dejamos embaucar por el sistema actual que rige la mayoría de las naciones que se dicen libres, es decir, el sistema capitalista que con sus artimañas nos termina esclavizando con la falsa promesa de un bienestar económico que, en realidad, solo unos pocos privilegiados logran alcanzar. 

¿Y, entonces, cómo alcanzamos la anhelada libertad? Podemos empezar por ser conscientes de la propia esclavitud y luego buscar las maneras de romper con las cadenas. Por supuesto, decirlo es muy fácil, llevarlo a la práctica, es otra historia. Aquí me vienen a la mente unas frases del famoso psiquiatra vienés Viktor Frankl: 

"Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino". 

"Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el reto de cambiarnos a nosotros mismos"

"Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio tenemos el poder de elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta se encuentra nuestro crecimiento y nuestra liberta"


La vida consiste en elegir.
En todo momento hacemos elecciones, aunque no siempre somos plenamente conscientes de ello. Ahora bien, no todas las elecciones tienen el mismo peso sobre nuestro presente y nuestro futuro, algunas, ciertamente, son más trascendentales que otras. 

En pocas palabras, como quiera que sea, parece ser que el camino a la libertad depende de la calidad de nuestras elecciones. 

Si nos guiamos por la historia de personas increíbles como Viktor Frankl, Edith Stein, Edith Eger, Maximiliano Kolbe, entre otros, queda claro que la libertad interior y la plenitud vital no se logran por ausencia de circunstancias adversas, sino por la actitud que se adopta ante dichas circunstancias.  

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17 de septiembre de 2025

Eres Tú Señor, mi único bien

¿Crees algo pero después lo dudas? ¿Sientes tu mente dispersa, tu corazón fragmentado tratando de mantener tu integridad?

¿Cómo lograr que los enfrentamientos interiores den paso a una armonía generadora de paz?


ORACIÓN PARA LA UNIFICACIÓN

Cuando creo haber amado y odiado al mismo tiempo a una persona,

te miro, Cristo en la cruz, y te digo: eres Tú, Señor, mi único bien.

Si me sorprendo corriendo en dirección contraria a mi meta,

me detengo y busco tu mirada respondiéndote: eres Tú, Señor, mi único bien.

Tras aceptar ideas que contaminan mis convicciones,

me vuelvo a ti y te repito: eres Tú, Señor, mi único bien.

Al fallar a compromisos que había asegurado mantener, vuelco

mi arrepentimiento a tus pies y te susurro: eres Tú, Señor, mi único bien.

Cuando traiciono a las personas a las que amo,

me enfoco en tu corazón, diciéndote: eres Tú, Señor, mi único bien.

Si algo me lleva a dudar de Ti,

mi esperanza clama: eres Tú, Señor, mi único bien.

Sí, Señor Jesús, eres Tú mi único bien.

Por eso te abrazo en la cruz
dejando que tu amor libere y purifique mi corazón,
para encontrar en Ti la comunión y la paz.

Unifica en Ti, Amor infinito,

mis pensamientos, sentimientos, afanes, acciones, palabras.
Unifícame en Ti, Señor, mi único bien.

24 de agosto de 2025

Los guerreros

El guerrero 
Los guerreros de nuestra patria 

¿Por qué los mataron? Una pregunta sin respuestas. 

Lo cierto es que ya no están con nosotros. Una bala asesina y cobarde acabó con sus vidas. 

Ellos y ellas querían el bien para sus comunidades y para el país. ¿Hacer el bien, incomoda? 

¡Cómo me dueles, Colombia!

José Erley Velasco (18/agosto/2025)

Miguel Uribe Turbay (11/agosto/2025)

Astrid Viviana Ordoñez (03/agosto/2025)

 Luis Fernando Mayorga (22/julio/2025)

                           Aida Damaris Flor Camayo (19/julio/2025)


Libardo Osorio Lozada (12/julio/2025)

 
Juan Camilo Espinoza Vanegas (16/junio/2025)


En lo que va corrido de este año han sido asesinados ya más de 100 líderes sociales, políticos y ambientales en Colombia. Algo tan inconcebible como aterrador. 
En mi garganta me quema una pregunta: ¿por qué?  


5 de agosto de 2025

¿Y si aprendemos a mirarnos como hermanos?

 

Surgen miles de voces

por todas partes.

Todas dicen tener la verdad.

¿Pero cuál verdad?

Entre tantos anuncios

de aquí y de allá, 

¿a dónde ir? ¿a dónde mirar? 

Mejor cerrar los ojos

e intentar, 

por un instante,

escuchar tu voz.

Quizá, allí,

justo en el silencio,

encuentres lo que buscas. 


Más que ventanas, 

más que puertas abiertas

hacen falta paisajes,

caminos, ríos y montañas

donde pisar y caminar

con libertad,

sin bombas, sin ataduras,

sin prejuicios, sin ambiciones. 


Y del silencio,

y de la libertad de cada quien

puede que surja, ¿por qué no? 

el deseo honesto de conocernos,

de amarnos, de compartir,

de construir juntos

de crecer, de sumar

y de tejer el bien.

Y así, un día cualquiera,

sin darnos apenas cuenta

se hará realidad 

un mundo nuevo,

y entandamos entonces, por fin,

lo que significa 

la palabra fraternidad. 




9 de junio de 2025

¿Cómo construir caminos de fraternidad?

Colombia, una vez más, está sumida en la incertidumbre, la desazón y el miedo. Un joven perdido y excluido por la sociedad, de 14 años, al parecer por dinero, apuntó un arma de fuego contra un candidato de apenas 39 años, esposo, hijo, padre, senador de la república y pre-candidato presidencial. En menos de un minuto la historia de nuestro país volvió a ser sacudida por la violencia política y ahora, nos ahogamos en las palabras virulentas e insulsas que culpan al que piensa distinto y al mismo tiempo expresan un deseo compulsivo  y frenético de querer encontrar al culpable, sin esperar a que la justicia haga su parte, sin pensar que un crimen así no se resuelve de la noche a la mañana. El eslabón que lleva al actor intelectual es complejo y quien quiera que sea ese, el que "dio la orden", seguramente planeó todo para que sea casi imposible dar con él, o con ella, o con ellos. Y, entre tanto, se desata el caos que es justamente lo que ellos quieren. Es muy probable que la idea la hayan fraguado entre varios.

¿Y entonces, qué hacemos ante este desolador panorama? Lo mejor, sería guardar silencio, detenernos, reflexionar sobre el cómo hemos llegado hasta aquí, y pensar en cómo salir de esta espiral y construir caminos de fraternidad. Pero para ello necesitaríamos madurar como individuos y como pueblo. No es una tarea fácil. Infortunadamente por el frenesí en que vivimos, crispados por la permanente polarización a través de la cual nos relacionamos diariamente, no podemos entender que la solución no está en la violencia, ni en querer tener (imponer) la razón, guiados por la idea de que "nosotros" sabemos bien cuál es el camino para construir un mejor país. No hemos entendido que somos una nación diversa, plural y multicultural como pocas, y que, en realidad, no todos soñamos con el mismo país, con el mismo tipo de presente, y mucho menos con el mismo tipo de futuro, pero si nos escucháramos, muy seguramente encontraríamos puntos en común y entenderíamos, y, hasta nos asombraríamos con la riqueza de nuestra diversidad.    

Sin embargo, como ha sucedido en otros momentos de nuestra desolada historia, los políticos y los medios, de lado y lado, buscan sacar provecho de la situación para su propio beneficio. Opiniones vienen y opiniones van. Cada uno enfatizando sobre su idea (en general hipótesis vagas) y, la mayoría (no todos), con argumentos insustanciales. Todo esto, por supuesto, no hace más que caldear los ánimos, de nuevo, por el deseo irracional de encontrar un culpable en tiempo récord, sin conocer todos los hechos. Se nos olvida que la justicia en Colombia, por desgracia, tiene en su haber un sinnúmero de casos sin resolver. No estoy diciendo con esto, que éste caso en particular no se resolverá, pero, aunque duela decirlo, me cuesta mucho creer que el Estado y sus entes fiscalizadores encontrarán pronto al actor o a los actores intelectuales. Ojalá me equivoque. 

Estoy convencido que este terrible atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay no ha sido por las ideas políticas. No, este crimen ha sido pensado, planeado y ejecutado por mentes oscuras con intereses políticos ruines y mezquinos, pero no por las ideas. No se trata de señalar si el autor intelectual es de derecha o de izquierda. Eso no soluciona el problema de fondo y esta perspectiva no hace más que ahondar la herida. Independientemente de la filiación política de los individuos que planearon todo, están seres humanos que no tienen corazón, ni alma, ni sentido de patria. Son seres humanos irracionales. Si algún día los encuentran, merecerían la cadena perpetua. Pero eso tampoco solucionaría los problemas de Colombia que son muchos y complejos. Entre tanto, ¿Qué hacemos los ciudadanos de a pie? Quizá, muy probablemente, aupados por los políticos de turno, y algunos fanáticos extremistas, seguiremos criticando y hablando mal del que piensa distinto. ¿Así vamos a construir un país en paz? Jamás. 

Pero no escribo aquí para alimentar la desesperanza. Quiero hacer todo lo contrario. Por eso, desde este pequeño rincón, invito a todas y a todos a guardar silencio, a no hablar sin pensar con calma, a preguntarnos: ¿Qué puedo hacer yo, desde ahora y desde donde me encuentro, por construir caminos de fraternidad? ¿Qué puedo hacer para no alimentar la polarización? ¿Qué puedo hacer para ejercer una política de la fraternidad? 

El sueño de un gran porcentaje de colombianos y colombianas es construir un país en paz, donde haya espacio para todos y todas. De eso no me cabe la menor duda. ¿Pero cómo hacerlo? Está claro que, hasta ahora, no hemos encontrado el camino. Todo lo contrario, seguimos en el túnel oscuro, alimentando la discordia, la injusticia y la violencia. No hemos aprendido de nuestra historia, seguimos anclados en viejas ideas, las mismas que nos han traído a donde estamos ahora. Y algunos, hay que decirlo, solo quieren preservar el status quo, su poder económico y político. Entre nosotros ha habido algunos héroes y políticos sensatos, pero no los hemos escuchado y a muchos, incluso, los han matado. Me duele tanto, esta Colombia mía.

Necesitamos desaprender, descolonizar imaginarios, repensar un país distinto, una forma diferente de relacionarnos, aceptar que somos diferentes y que no tenemos por qué pensar todos de la misma manera, que todos tenemos sueños distintos, pero si lográramos abrir espacio, en nuestro corazón, al Amor, al Coraje y a la Esperanza, quizá podamos empezar a escucharnos y, por fin, un día, no muy lejano, depongamos las armas (incluyendo las palabras hirientes) y sepamos ser hermanos, hijos de una misma patria, una patria diversa, multicolor y multicultural en la que, de verdad, haya espacio para todos, comida para todos, oportunidades para todos.  


¿Qué puedo hacer yo, desde ahora y desde donde me encuentro, por construir caminos de fraternidad? 

¿Qué puedo hacer para no alimentar la polarización? 

¿Qué puedo hacer para ejercer una política de la fraternidad?



 


  

   

El valor de la libertad

¿Somos libres en realidad? Seamos honestos. No lo somos o bien porque vivimos prisioneros de nuestros propios pensamientos, sueños, deseos,...