9 de junio de 2024

Una pequeña foto, una historia

Mi origen, ni siquiera fue

el día de mi concepción. 

Es más lejano, mucho más lejano.

Antes de llegar a este mundo,

cientos de vidas se cruzaron.

¿Cómo? ¿Por qué?

Lo voy descubriendo. 

Un poco más cada día.


Pero hay dos, en especial, 

cuyos destinos decidieron el mío,

no por voluntad propia, ciertamente,

solo porque El Dueño de todo así lo quiso.

¿Cómo? ¿Por qué?

Lo voy descubriendo,

Un poco más cada día.

Todo tiene un sentido. Lo sé.

 

 

Ellos, él y ella,

los que sonríen eternamente en la foto,

le abrieron sus corazones al amor

a la vida, a la esperanza. 

Y por eso, un día llegué yo a este mundo,

sin pedirlo, sin entender por qué,

pero ellos, los que sonríen en la foto,
 
cuando el amor dio lugar a la vida, 
 
depositaron en mi,
 
parte de sus esperanzas,

rastros de sus sueños, y de sus miedos;

y todo el amor del que fueron capaces.


Mi origen, no fue ni siquiera

el día de mi concepción. 

Es más lejano, mucho más lejano.

Lo he visto hoy en esta foto

donde ellos se miran 

profundamente enamorados.

Mientras un árbol encantado

los cobija con sus sombras.


Ella lo mira con tal deleite,

con tanto amor, casi con veneración. 

Y él sonríe con ese encanto suyo

que a todos y a todas, dejaba encantados

y con el corazón dichoso.

Algo de esa sonrisa cálida y segura 

la he heredado yo. 

Pero no soy él, por supuesto 

y la mía transmite otros mensajes,

y un poco de los suyos también. 


Como todas las fotos, 

esta es una voz del tiempo,

el retrato de un momento único,

que ha quedado detenido para siempre,

y hoy me habla, me susurra,

me permite saludar a la nostalgia. 


Dos vidas tan distintas 

fueron la semilla de otras vidas,

la mía, la de mi hermana,

mis hijos, mis sobrinos,

y un día quizá, también los nietos.


Mi origen es lejano, muy lejano

Antes de esta foto incluso. 

Ellos pudieron no haberse encontrado nunca,

y sin embargo, un día cualquiera,

por inescrutables motivos del destino, 

sin que nadie de los que antes 

también se cruzaron, hubiesen 

predicho que él y ella se encontrarían 

bajo la sombra de ese árbol;

y que hoy esta foto hablaría 

y que un fruto suyo,

carne de su carne, sangre de su sangre,

escucharía a la musa

un domingo por la noche

para dejar estos versos 

como testigos de que amor sí hubo,

y mucho, en abundancia.   


Jaime Borda (Dono)

9 de junio de 2024

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