24 de abril de 2022

Señor, aumenta mi poca fe...

He visto últimamente varios comentarios en Facebook, en los que las personas manifiestan sus pensamientos acerca de la religión y de la fe haciéndolas ver como algo carente de lógica y de sentido. Algunos comentarios proyectan desprecio hacia quienes profesamos una fe.

La humanidad ha vivido, desde sus inicios, en un eterno dilema sobre cuestiones trascendentales a las que no ha encontrado una respuesta definitiva: ¿Cómo se formó la Tierra? ¿Existe o no existe un Ser Superior? ¿Qué sentido tiene la vida, qué sentido tiene la muerte?

Debo admitir que quienes hablan en contra de las religiones tienen hasta buenos argumentos, pero no todo en la vida tiene que tener, necesariamente una explicación racional.

Siempre habrá buenas y abundantes razones para hablar mal de la fe, de las religiones y, por supuesto, de Dios mismo. Solo la muerte nos develará toda la verdad. Y nadie ha vuelto de ese lado para contarlo. Bueno, en realidad, hay gente que si ha estado muy cerca de cruzar el umbral o lo ha cruzado y ha vuelto. Pero eso no puede salir en las noticias. No es un tema para todo el mundo.

En cualquier caso, muchos podrán esgrimir los más iluminados argumentos para decir que todo es mentira (y de hecho lo hacen), que aquellos que creen (me incluyo) son (somos) unos pobres tontos que no saben donde están parados y que se han comido un cuento viejo y desgastado.

Nada más pretensioso, creo yo, que pensar que las creencias en un Ser Superior son algo arcaico, absurdo y sin sentido. Son parte de nuestra historia, de nuestra esencia como seres humanos, seres que vamos de paso, queramos admitirlo o no. A propósito de esto, me gusta mucho una idea del famoso escritor y conferencista estadounidense Wayne Dyer que dice así:

"Mira por encima de tu hombro. Te darás cuenta que tienes a tu lado un compañero que está contigo constantemente. A falta de un mejor nombre llámalo Tu-propia-muerte. Puedes tenerle miedo a este visitante o usarlo en tu propio beneficio. De ti depende la elección". (W. Dyer. 2005. Tus zonas erróneas)

En síntesis, no somos infinitos y al final de todo, no nos llevaremos nada, más que el amor que hayamos dado y que hayamos recibido.

Volviendo al tema de los ataques contra Dios, contra la Iglesia Católica (si no estoy mal es la que más se ataca), contra la fe, personalmente creo que es una discusión de nunca acabar, pero igual sirve para ahondar en las preguntas esenciales de la vida. Ahora bien, creo que una persona realmente inteligente debe ser humilde y entender que somos más que mente y cuerpo, somos seres trascendentes. El respeto a la diferencia es una virtud que le vendría bien a todos los "genios" que desprestigian a los tontos (como yo) que hemos vivido experiencias vitales que nos hacen confirmar que hay un Dios en medio nuestro, aunque a veces no lo parezca. Es necesario tener una sensibilidad especial para sentir la eternidad que vive dentro de nosotros.
Pero, ya para cerrar, en respuesta a esos "genios" modernos, quiero decirles que tener fe no nos impide (a mi, por lo menos no me lo ha impedido) leer todo tipo de autores y confrontar con ellos nuestras ideas, sopesarlas, incluso cuestionarlas y modificarlas. Una cosa son la fe y las doctrinas religiosas y otras las personas que las viven (o mal-viven) y las llevan a la práctica. Es lo mismo que pasa con el socialismo. Puede ser una gran idea, pero el problema son las personas que lo ponen (o lo imponen) en práctica.

*El problema de la razón es que a veces solo se escucha a sí misma.



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